Eran dos pobres hombres, dignos de lástima, porque eran gemelos e igual de malos, pues tenían al diablo en el interior de sus almas. A uno lo apodaban el mulo peludo y al otro el burro orejón.
El mulo peludo era chulo y daba unas coces tremendas, porque era agresivo, robaba bastante aprovechándose de otros, era mentiroso como Pinocho, un palurdo tirano, que solo entendía de plantar estiércol y además se encerraba en su cuadra gritando de placer, porque así no aguantaba a la chismorrona, falsa y fea de la mula de su mujer, de la que no conseguía nada. El burro orejón era torpe y no sabía leer ni escribir, pues era analfabeto y se creía que era inteligente, éste chupaba del bote que tenía escondido bajo tierra, y de lo que también quitaba, pero llegó una tempestad y se le llevó aquel pequeño objeto, al que trataba bien, porque en él guardaba lo que consideraba su tesoro y su buen dinero, aunque a veces le daba sacudidas, porque le costaba desenterrarlo con la pala. El mulo peludo y el burro orejón no se soportaban, pero se aguantaban porque no tenían más remedio, al tener un jardín de flores que compartían por el medio.
Eran famosos en las montañas en donde vivían, porque se odiaban mutuamente y luego se sonreían, creyendo que engañaban a la gente, que muy bien los conocía. El burro orejón estaba enfermo de la cabeza y se obsesionaba con las mujeres, porque no daba para más, y se codeaba y acostaba con las peores que encontraba, y luego, no lo querían para nada, porque encima le daba asco a todas de lo guarro que era, feo en avaricia, pero les pagaba bien, por recibir unos cuantos favores; a la espalda todo el que lo conocía lo señalaba con el dedo, porque era muy retorcido y un bicho tremendo.
Eran los dos gemelos más perversos que existían en las montañas y se unieron y empezaron a querer, cuando un día se pusieron de acuerdo, para efectuar un rito satánico, decidiendo destrozar a un conejito, para abrirle las tripas y comérselas a bocados, para después dejarlo colgado de un árbol y empezar a darle patadas de costado a costado.
La mujer del mulo peludo murió, y se convirtió en un gay al comprender que lo suyo, eran los hombres, y se quedó muy contento pues era rico en dinero, pero estaba arruinado por ser un criminal y un delicuente, y el burro orejón acabó sin nada en un manicomio, porque se creía joven y le daba por cantar que era perseguido por las mujeres de tan bueno como estaba; al poco tiempo murió arrinconado sin nadie a su lado, pues ni tan siquiera tenía un techo, porque todo lo perdió y nadie le recordó para ir al entierro, solo cuatro por cumplir, y así tener algo de que hablar después.
Los dos gemelos tenían un don especial, pero no llegado del cielo, eran igual de retorcidos y ladrones y apestaban con sus malos olores.
El burro orejón se dejó llevar por el mulo peludo y lo llevó a la perdición, pues estaba poseído por él al pensar que era un Dios, pero no quería ni la camisa que llevaba puesta, solo era un mulo, que vivía sacando cuentas.
Este cuento, está a la orden del día en el mundo actual, puede que haya gente que se identifique y ese no es asunto mío, pues la moraleja del mismo es para personas, que sepan reflexionar y comprender el significado. Por desgracia vivimos ante la avaricia de lo material, de la gente cruel y mala de verdad, de personas que necesitan juzgar a los demás de sus pecados, para no sentirse culpables y así disculpar sus conciencias, pero tarde o temprano, todo se va,... y al mismo tiempo.....todo llega.
ME GUSTA MUCHO Y SER TU AMIGA TAMBIEN Y SIEMPRE LO VOY A LEER
ResponderEliminarAmparito gracias por leerme, ser mi amiga tan buena y venir a verme.Dale besitos a tu hijo y saluda a tu esposo.
ResponderEliminarCarmen