SOLO TÚ ERES LA VERDAD

Caminaré sobre las aguas, porque solo Tú me sostendrás, pues me has llevado en  tus brazos y me has mimado con tu gran Amor, al darte cuenta de mi inocencia; pero ahora que estoy más indefensa, lloras y me hablas, para que no caiga en la batalla que has declarado en contra de mis enemigos, aquellos que se han aprovechado y me han crucificado, para comprender lo que sufriste Tú sin razón, por los que eran hasta tus amigos.

Me caigo en mi debilidad, pero Tú me inyectas la fuerza otra vez, para no ahogarme en las miserias del ser humano, que se regocija haciendo daño y siente mucho placer, ¡Cuánta sabiduría me estás concediendo!, sabes que no voy a los templos de monumentos llenos de riquezas, pero voy a tu encuentro en la soledad de la naturaleza.

¡Qué afortunada me siento de tenerte como abogado!, has desatado tu ira contra los que me han asesinado, porque penetraste en mi corazón y viste la limpieza sin maldades que había, aunque falle como persona que soy alguna que otra vez y reflexione, para darme cuenta y corregir enseguida desde mi alma lo que pueden ser errores sin malicia; conoces mi profundidad y que he pensado siempre más en los demás que en mi misma, pero he recibido patadas a cambio de las perlas que he regalado, tan solo por ser capaz de amar a mi prójimo.

Ahora me vuelves a permitir que camine por el valle de la oscuridad más tenebrosa de mi existencia, pero cogida de tu mano, para no morir en el trayecto; me lo haces ver, cuando estoy en los peores momentos.

¡Padre mio, no quiero cambiar, quiero seguir siendo tu niña!, quiero solamente la prudencia de las palomas y la astucia de las serpientes, que el don que me has regalado, para tener discernimiento y saber que me hablas con los hechos siga viéndolos con claridad, pero aunque cargue con esta cruz, quiero mirarte con los ojos de la humildad y de la verdad, antes que mentir de forma maligna, para hacer daño a los demás.

Gracias Padre mío por todo lo que me regalas cada día, pero sobre todo, porque noto tu presencia en mi interior y me levantas una y otra vez en las caídas, para que sea tu portavoz luchando por las injusticias del terror, un terror llamado demonio, que conoce las debilidades del ser humano y se las pone en forma de riquezas sobre todas esas lenguas, acciones y manos, que cuando ya las tienen muy, pero que muy valoradas, ya no se quieren quedar sin ellas.

¡Llévame pronto de aquí con mis pequeños!, ¡sácame de este infierno!, hazlo pronto, hazlo pronto y haz que me encuentre un amor verdadero, para que aparezca la luz de la alegría en mi mirar, que está lleno de angustia y dolor de tanto y tanto llorar.

No consientas que mi cerebro se rompa en mil pedazos, déjalo fuerte, para arrancar esas lanzas que lo han traspasado con las salvajadas inventadas de un diablo, déjamelo tranquilo y que vea solo tu belleza y tu poder, déjamelo mientras esté aquí y que nadie me pueda vencer.