MI CARTA DE AMOR ENVIADA POR EL CORREO DEL VIENTO

Amor mío: Te llevo conmigo en cada pedacito de todo mi ser, formas parte de mi vida, porque soy una mujer única, una mujer capaz de sentirlo todo y hacerte feliz como nadie lo pueda conseguir, pero quiero que seas de carne, de una sensibilidad a flor de piel, que cuando nos acariciemos y nos perdamos en una entrega absoluta, no distingamos nuestros cuerpos, porque se habrán fundido en una sola alma, que saldrá de nuestros interiores, para contemplar lo enamoradas que estamos. Tú y yo, haremos realidad lo que es el Amor, el éxtasis espiritual alcanzado con la manifestación de una entrega sagrada, que solo debería hacerse, cuando va más allá de una  simple y triste sexualidad, sin nada que decirse y sin nada que dar. Los exteriores, son necesarios para identificarnos y cubrir nuestro ser, para distinguirnos mientras vivimos en la tierra, pero es solo la apariencia, porque la grandiosa belleza está en las entrañas más profundas de un inmenso jardín, que cuando se siembra con buena semilla, da frutos especiales de un sabor exquisito y sin igual. Me sueñas despierta cada noche y te levantas por la mañana, deseando verme contigo, porque vives sin que nadie te ame y mirando por las noches, la lluvia, el viento, la calma, los luceros o el espacio de lo negro que está el cielo, sin la presencia de esas figuras bonitas; no sufras mi amor, porque me verás aparecer cuando menos te lo esperes. Cuando hables conmigo y nos miremos a los ojos; cuando nos salgan las sonrisas, seremos dos niñas que comienzan siendo amigas, disfrutando de la pura sinceridad de dos corazones abiertos, como ventanas de par en par, jugueteando y sin prisas; pero cuando las estrellas cambien de color, la luna se sonroje y el viento suene con notas musicales románticas y con la fuerza de nuestra pasión, será porque ya seremos dos mujeres entregadas en el nido más bello y hermoso del amor, que nos unirá con el lazo de una entrega sin medidas y sin final; de lo mas inmenso que habrá nacido, para unirnos hasta viajar de la mano, hacia el paraíso divino de la felicidad perfecta, que solo se encuentra en el hogar del cielo...