UN PULSO ENTRE DIOS Y EL DEMONIO

El demonio, siempre ha querido ser más que Dios. Ante sus maldades hacía movimientos de cabeza, satisfecho de su felicidad, por todos los delitos que había cometido, convencido de ganarle y sin temor alguno, pero no sabía por su altivez de malicia. que ante el Señor, jamás podría vencerle y pagaría en el fuego del terror, todas sus hazañas diabólicas ante la promesa de hacer un pulso mano a mano. Comenzaron la batalla, el todo Poderoso fue traicionado, vendido, agredido, insultado y le llamaron de todo, fue azotado y lloraba sangre de dolor y cuando lo crucificaron, le escupieron y le dieron vinagre para beber, haciéndole la burla y escupiéndole a placer; muriendo alzó los ojos a su Padre y con una lanza que le clavaron en el costado, salió agua, el agua bendita de lo que vendría después. 

Dios resucitó y aplastó al maligno con sus propias armas, se vio el triunfo de la verdad y del amor, pues para Dios la justicia no es una tontería, ve los corazones limpios y los que están llenos de basura podrida, por eso cuando la ve y sabe los pecados del hombre hechos a conciencia, se le desata la ira y siempre triunfa por encima de todo, haciendo que se cumpla en la tierra, lo que en criterio de cada juez se condena siempre como falta o delito.

Nunca he hecho promesas falsas, las que hago las cumplo y tengo una muy grande y sagrada, una hecha a mi y a mi madre, por supuesto; aunque me quede solo con lo puesto, me dejaré la vida en manos de mi muy muy buena abogada que la tengo, para que los allegados y ella, que me hicieron pasar lo peor y me quitaron las ganas de seguir viviendo, los lleve ante un juzgado de lo penal en Albacete y reciban la pena que se merecen. Estoy segura por mi fe y las pruebas, que resucitaré con la gloria de limpiar el nombre de mi madre, todas las brutalidades y acusaciones que le han hecho y desde luego la mía, que me la robaron, haciendo que me señalaran como a un estiércol y la peor delicuente, gracias a la maltratadora, que me violó sin piedad, una usurpadora, vividora y la que enseñó a un policía un documento que se imprimió de forma premeditada, poniéndome de enajenada mental y peligrosa, la que me calumnió y difamó por todos los sitios con su familiar lejana, la que inculcó a su amante estando casada a que me pegara y amenazara y que cuando todo llegue y nos veamos cara a cara, podré recibir y demostrar que no he mentido nunca y que se aprovecharon de que era de fuera, para hacerme pasar dos años llenos de tortura, que ningún ser humano que no esté apoyado por Dios hubiera podido aguantar.

No puedo olvidar, no puedo, solo me atontan y a veces ni así, consigo dormir, porque mi cuerpo se habitúa a tanta pastilla y me aparecen las pesadillas que me despiertan en la madrugada, por eso no me curaré nunca, nunca jamás, hasta que pueda sobrevivir con la condena aplicada.

He consultado con abogados amigos también, y todos coinciden en una cosa, que semejantes aberraciones son delitos como catedrales, y espero con esperanza y confianza, en que Dios ganará esta batalla y lo llevarán por la vía adecuada.

Los tres pervertidos que se cojan de sus manos, que se unan más que nunca, porque todo lo que me han hecho, se volverá en contra  de cada uno, abriendo cada cual su mano, para recibir su parte y recoger lo suyo.