MI TIERRA Y MIS RECUERDOS

Hoy ha sido un día muy triste y especial para mi. A pesar de los valores que pueda tener un pueblo, añoro mucho mi tierra.

Mis padres y mi hermana están enterrados allí y no hay un solo día en el que no me acuerde de ellos y de muchas cosas.

Malas casi todas, pero es mi tierra y eso lo llevo muy dentro de mi corazón.

Aquí hay mucha calma, encima estoy casi todo el día acostada porque no puedo moverme apenas y además no tengo la amistad que me gustaría tener con alguien más o menos de mi edad.

En mi tierra por lo menos vendría alguien a verme de los que no me olvidan y con una silla de ruedas me podría tomar un café con ellos.

Aunque tengo pareja, ella esta muy ocupada, no para un momento, a su madre se lo tiene que hacer todo y a mi me cuida también, es un suplicio de preocupaciones y de esfuerzos que la tienen muy cansada y sin ganas de nada, sólo de escribir su nuevo libro y yo de escribir en mi blog, en cuanto mis manos me lo permiten.

Es cuando llega la noche, el momento en el que intercambiamos apenas unas palabras y nos dormimos enseguida.

Entre mi depresión, mi incapacidad, mi poca comunicación y mi falta de ganas por todo, parece que viva en un desierto aislada del mundo exterior.

Estoy deseando que llegue el momento de ver a mi psicóloga , porque con ella me siento escuchada, valorada, comprendida y ha hecho que mi autoestima empiece a tomar forma.

Curarme sé que no me curaré, pero por lo menos tendré ganas de vivir de otra manera.

Quiero volverte a ver mi Valencia querida aunque solamente sea un poquito, quiero oler el mar y mirar el cielo y escuchar tus latidos.

A veces me pregunto ¿qué será de mi? y siento mucho miedo ante la respuesta.

Tengo tres compañeros de trabajo amigos mios que me llaman todos los días, pero son tan jóvenes que ellos seguirán su propio camino.

Son diferentes porque me hablan de sus cosas y en realidad , apenas tenemos nada en común.

Mi madre solía decir que la paz grande, el silencio y la tranquilidad ya la tendría en el cementerio cuando falleciera y la verdad es que tenía razón, no disfrutó nada de la vida con tantas obligaciones.

No quiero ni un extremo ni el otro, en medio esta la virtud y si mejoro psicológicamente no deseo esta forma de vida para mi.

Los años pasan como los días y te das cuenta de que todo se convierte en un momento, cuando te miras al espejo y te ves con tantos años, que no das crédito a la rapidez con la que has llegado a ellos y por cosas de la vida, sin haber saboreado nada.

La felicidad no existe, existen situaciones pasajeras que te proporcionan satisfacción y entonces comprendes que la vida es un tren en el que te llegas a cansar de estar viajando y acabas deseando que llegue a su destino porque ya estas agotada de tanto estar sentada.