MI KIMBA

Mi Kimba es mucho más que un animalito, es tan inteligente, que cuando lo recogí vagabundo con apenas tres meses, abandonado y raquítico, lo había acabado de golpear un coche y cuando me acerqué para consolarlo, me miró de tal manera, que me lo puse entre mis brazos y lo llevé al veterinario amigo mío de Valencia, que me lo dejó en condiciones y de paso me regaló a mi Ninet con la misma edad, castradito y sin uñas delanteras. Le daba de comer botes de carne con cuchara y parecía una personita y cuando adquirió confianza, se me comía cuatro libros viejos que guardaba y por eso tiene tanto conocimiento.....es una gracia. Conforme iba creciendo, su porte se hacía más señorial y llamaba la atención, está castradito porque no tuvo más remedio mi amigo, que hacerlo, para evitarle un posible tumor de mayor y es tan especial, que me dijeron que de haberlo adiestrado serviría para guiar ciegos, por su capacidad. Mi Kimba lo entiende todo cuando le hablo y me pide lo que quiere y me contesta a su manera, es obediente y sabe perfectamente que estoy enferma. Lo tuve que llevar a operar en tres ocasiones de unos bultos enormes benignos, se dejaba hacer las radiografías como cualquier humano y ya no le volvieron a salir. Ahora ya va para 13 años y es como un hijo mío, le he dado todo mi amor y soy correspondida de forma ejemplar, que podrían aprender a tener, seres crueles que no saben nada más que dañar y hacerlo a conciencia, con sus tratos de bestias agresivas y violentas. Mi kimba es muy noble, quiere jugar y todos le huyen, cuando solo quiere acercarse y nada más, todo lo que tiene de grande, lo tiene de buen corazón, obediente, fiel, amoroso y un conocimiento fuera de lo normal. No le gustan los espasmos raros, ni los gritos, ni las riñas, ni ver que levanten las manos, pues cree que me van a agredir y primero ladra, para advertir que no hagan eso, pues sería capaz de dar su vida por mi, si viera que me atacaban. La imagen que dan de ver a mi Ninet lamerle las orejitas, y a mi Kimba dejarle hacérselo, es preciosa. Ahora estoy preocupada y no quiero pensar ni por un momento, que pueda llegar a faltarme, pues lo quiero con todas mis fuerzas y ha empezado a coger un principio de artrosis, así como también lo noto más agotado, aunque come como un rey.

Hoy solo quiero dedicarle este artículo a él, a mi amado Kimba, que tiene un instinto protector y de saber quienes vienen a cuidarme impresionante, además es dócil y se deja hacer por el pequeño lo que quiere, que le gruñe por los celos. Mi Kimba, mi Kimba siempre será único y ya no volveré a tener ninguno más con ese don tan maravilloso, de ser mejor que las personas y que yo he cuidado dentro de casa como parte de mi familia, y en especial como a un hijo, aunque os suene raro o ridículo. Nunca olvidaré la noche, en que me tomé varias pastillas y mi amigo Miguel, removió cielo y tierra al ver que no me localizaba y consiguió hacer venir a los médicos de urgencias, de madrugada, y que al no reaccionar, de tanto como tocaban a la puerta, fue mi Kimba quien a lametazos me consiguió hacer despertar muy mal y abrirle a los doctores, que estuvieron conmigo un buen rato. A ti, mi querido Kimba, mi gran amigo, mi familia, mi hijo, mi mascota, mi todas ganas de sobrevivir por vosotros, te quiero, te quiero con locura, te quiero porque eres como yo, porque nunca me has abandonado y porque hasta que mueras, nunca te apartarás de mi lado y estaremos unidos para siempre. Gracias cariño, gracias por estar aquí, por aparecer aquella tarde, por darme tu gratitud con todo el cariño más hermoso, más tierno y más fiel, gracias vida mía, porque te cuidaré mientras yo viva y no permitiré que sufras jamás, si te llegara la hora con sufrimiento, porque te abrazaría con toda mi alma y acariciándote, te diría al oído: te quiero mi Kimba, te quiero y seguiría hasta que la inyección te durmiera con la canción de nana titulada ..."Siempre te llevaré conmigo a donde quiera que vaya" y gracias por todo lo que me has dado incondicionalmente.