La gente que comete pecados en la tierra, a veces son delitos o faltas muy graves, por eso en general, cuando alguien cuenta las verdades de lo que le han hecho, se sienten con temor a lo que pueda pasar, con las leyes y la sabiduría que Dios concedió a la justicia terrenal; se sienten tan identificadas con lo que leen, que reaccionan con la cobardía típica de estas personas violentas, agresivas, traidoras y sin escrúpulos, que enseguida llaman como niños a sus allegados, pidiendo auxilio, porque no tienen de nada, solo inteligencia endiablada para hacer todo el mal posible y así se sienten mejor, convencidos sus defensores que engañan con sus nombres y poblaciones. Lo peor es no saber leer, pues por nada del mundo quiero nada de ese monstruo, que casi me mata con sus tratos degradantes y vejatorios, abusando de mi indefensión. Lo que haga me trae sin cuidado, pues mi propósito es que se celebre el juicio que me merezco y que paguen ella y sus cómplices, todo el infierno que me han hecho vivir, que siguen con sus mensajes y no escarmientan. Los pecados del código penal, se pagan a través de las leyes y eso es lo que busco, con la profesionalidad de mi abogada, para conseguir que se les aplique la condena que se merecen, a lo que decida su Señoría.
Gracias al terror que he tenido que soportar, me encuentro mal en todos los aspectos, pero jamás, porque quiera algo con una maltratadora canalla, que me quitó a sabiendas lo que no era suyo, para condenarme de mala manera, ante la gente de este pueblo y que utilizaron para intentar encerrarme en un psiquiátrico alegando enajenación mental. Menos mal que también Dios es mi protector y mi abogado y supo dar discernimiento a la médico forense, que tenía todo un historial mío encima de su mesa, y supo darse cuenta de que no tengo nada de loca. En mi blog me desahogo de todas las barbaridades que me ha tocado sufrir y que han sido espantosas, con las calumnias, difamaciones, hipocresías, miradas asesinas, falsedades, buscándome adrede para hacerme gestos o gritarme; espantando a los que se me acercaban y haciendo que nadie me mire bien, porque soy de todo, menos un ser humano, pero hay muy poquitos que me conocen y saben la verdad de como es mi corazón y me quieren, pero ellos tienen sus vidas aquí, por eso me marcho, porque mi salud empeora y mis profesionales lo creen conveniente, pues es mi deseo, para no ir a peor; no tener que aguantar ver a una sinvergüenza liberal, que para romper una relación en la enfermedad, puesto que ya no le salían los cálculos, tuvo que recurrir a pegarme, a tenerme a base de gritos, encerrada, a ponerme todos los complejos que pudo, a martirizarme, a prohibirme que me llamaran mis amigos, a ni tan siquiera hacer de comer, a murmurar a mis espaldas, a una cara de víbora que tengo presente, a suplicarle piedad sin parar, a no dejarme ni quejarme, a negarme una mínima calidad de vida, una silla de ruedas y a aprovecharse todo lo que pudo, porque no tenía ningún interés ya, en que permaneciera en su casa; y como cobarde, en vez de decirme la verdad sencilla, antes de echarse a otra, porque le encanta poner los cuernos y luego ir de víctima cambiando los hechos, actúa con una inteligencia endiablada y encima me cuelgan las humillaciones que yo tuve que padecer continuamente, por otros cobardes, que conozco muy bien y viven al lado, que fue el hermano el que me acusó falsamente de querer matarla y por culpa de un personaje al que habían puesto en contra mía, me condenaron sin motivos ni razón; otros pervertidos, que cuando los tenga presentes, veremos lo que demuestran con sus acusaciones, sus ensañamientos sin calificativos que no tienen precio alguno, y lo valientes que son, pues hasta mi psiquiatra me aconsejó denunciar aquellas aberraciones salvajes, que me iban matando cada día.
Estoy convencida de que esta vez, no habrán perjurios, solo existirá la verdad con pruebas y testimonios, todo lo necesario, para que reluzca la justicia en la que creo y tengan la sentencia de culpabilidad que se merecen, porque esta persona y sus allegados son lo peor que me podría haber pasado y ni en lupa se encuentran peores en un pueblo cualquiera. Cuando llegue el momento, veremos si triunfa el bien o el mal, pero estoy segura de que ahora, será todo real, verdadero y demostrando cada brutalidad recibida de quien si fuera hombre, ya estaría más que castigado, pero para eso ya existe la igualdad y todo puede ocurrir, pues entre lesbianas también existen estas maltratadoras violentas, que están enfermas de la cabeza y ellas no lo cuentan por ahí.
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