Me da pánico salir a la calle, pues si aparece la que con perjurio, hizo que me condenaran a seis meses, teniendo que mantener un alejamiento de 300 metros de distancia y tengo que darle, la máxima velocidad a mi silla de ruedas si la veo de casualidad, prefiero quedarme en casa, porque me puedo caer y eso a la justicia no le importa, ya que el otro día, casi me pilla un coche, debido a que mis manos tiemblan y no tengo fuerza en ellas.
Estoy más hundida todavía y deseando ver a mi psiquiatra, pues vivo presa del miedo y me niegan lo que le beneficia a mi salud, para no estar llorando sin parar, entre las cuatro paredes de mi hogar, o durmiendo cuando me acuestan a las seis y media de la tarde, tras darme la medicación.
Mi madre, no se equivocó cuando me dijo: que sufriría mucho en la vida, porque ella me decía, que tenía un corazón muy grande y que era especial, por eso compartía conmigo todas sus penas.
Ahora, solo salgo un momento por las mañanas, pero deseando volverme, y cuando saco a mis pequeños, me voy a un campo fuera de peligro.
No quiero, más que pase el tiempo y que me llegue la recompensa, que tanto espero con todo merecimiento, ante unas barbaridades, que si no es por la ayuda, que recibo, acaban volviéndome loca.
Mamá, suplica por mi y pídele a Dios, que no me abandone y que se me haga justicia, ante todo lo que me han hecho pasar y lo que veo en la gente, por culpa de alguien, que de inocente no tiene nada y me han colgado a mi, el cartel de culpable. cuando tengo la conciencia muy limpia
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