VALENCIA

                                                            

Todo el país conoce las fallas de Valencia, tan famosas internacionalmente aunque sea de nombre, la mayoría porque no se han querido quedar sin verlas personalmente.

Ya han empezado las mascletás y la capital se llena de gente de todo el mundo, fiesta muy valorada por su belleza, por su cultura, por su significado, por su obra maestra, por la inmensa devoción a la patrona Ntra Sra Virgen de los Desamparados y esas cantidades tan preciosas de flores que van adornando su manto, el día de la ofrenda.

Hay quien no entiende como tanto trabajar, para que la noche en que se queman, todo desaparezca en unos minutos. Valencia tiene el privilegio de tener una hermosura especial que la hace diferente, dan mucho empleo por la cantidad de camareros y camareras que se necesitan, para vender los famosos churros y buñuelos con chocolate, las cafeterías ganan más y hay un ambiente de gloria y alegría.

A mi siempre me han fascinado, pero he sido poco amiga de permanecer en la capital en esos días, quizá porque me agobia tanto bullicio, le tengo respeto a las tracas y prefiero salir de allí.

Ahora aunque quisiera no podría ir de visita a mi tierra, pero deseo con todo mi cariño que las personas que puedan, disfruten de esas figuras representativas y graciosas, de la muchachas que son falleras y lucen sus preciosos trajes, de las buenas paellas que se hacen, de las luces, de los castillos, de los bailes y de esa música impresionante que suena a Valencia por todos los costados.

Nunca mejor dicho: Que Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del Amor.

¡Viva Valencia! aunque sea llorando de la emoción.