UNA CAJA MÁS

Con la caja de antibióticos de hoy, ya llevo cinco y mi debilidad es horrible, pero hago lo necesario y acabo de despertarme, pues salí al médico, desayuné y me dormía por la calle. Ahora me iré a sacar a mis pequeños, mientras tomo el sol y ellos corren, pero enseguida que terminen me volveré, porque no voy muy sobrada de fuerzas. Solo estoy a gusto acostada y a la espera de ir al hospital este mes, pero por primera vez estoy preocupada, porque todo se me junta y de la vista voy fatal.

Desde que conocí al maligno, me vinieron todas las desgracias, pues me daba tantos palizones viajando, fui tan martirizada por un hermano y una madre; que nadie en el mundo, hubiera aguantado lo que tuve que soportar y que hasta ella misma me lo decía, pero le importaba un bledo, ya que me utilizaba para darle los servicios que necesitaba de mi y le importaba un comino mi persona, pues nunca me trató como a una pareja y mi ceguera me hacía creerla, cuando no lo veía claro y me convencía con falsas palabras, para no dejarme partir. Una hija envidiosa y anormal, que era la dueña de todo y no respetaba nada, solo pensaba en ella y los demás que se pudrieran, así que no se os ocurra estar con gente así de atada a la familia, para lo que les conviene y salir pitando antes de que os acribillen como criminales incultos, machistas de mierda, vagos egoístas y una madre cuya hija era su Dios y pasaba por encima de todo, hasta que ha llegado a ver, lo que es capaz de hacer y que por eso está bien escondida con su cómplice, sin conocer por la ignorancia, que aparecerán, pues solo he conocido una mente capaz de lo que he ido recibiendo, porque es una perversa sin igual y los cómplices ni os cuento. Apostaría mi vida a que no me equivoco, pero ya tienen de la justicia divina un buen comienzo de penas.

No me quejo demasiado, porque mi salida la tengo asegurada, deseándola por momentos, dispuesta a conocer gente con cultura o sin ella, pero adquirida por la vida y con respeto, educación, sencilla y sin ser unos mulos como los que he tratado en esta familia de hipócritas, que asesinan a la espalda y dan asco de ver.

Lo grito y lo haré bien fuerte, porque no miento para nada; llegará la hora de la verdad y no tendré benevolencia si gano, pues conmigo no la tuvieron al ser unos traidores embusteros, que por culpa de ella, me hicieron pasar de todo y la verdad saldrá a relucir con la consiguiente seguridad, de que ganaré una batalla limpia por mi parte y que me ha perjudicado mucho en mi estado salud. No quiero ni el olor de tanta gente mala, pero sobre todo, ni tan siquiera cuando la veo la reconozco, pues el disfraz de la mentira, de lo que no era para nada, de su buena interpretación, de sus cualidades artísticas, de lo insociable que es y de sus buscas continuas, porque no sabe de amor, pero mucho de placeres, es lo que había debajo de una careta, que en mi enfermedad se le cayó, para buscarse otra a traición y tener que llegar a tratarme como a un animal, dejándome abandonada en otro infierno semejante de una familiar lejana, para que me controlara y no dijera la verdad de que me maltrataba y me dejaba en una completa soledad, tirada, cuando hizo sus viajes y con su enchochamiento, llegó violenta y me puso en la calle; aquella desapareció del mapa, fue inteligente y se burló de quien a su lado hubiera podido ser su madre, dándole un poco de gusto sin escrúpulos de ninguna clase, igual que ella. Menos mal que se dedica a lo que hace bien, pues le encanta provocar a las calentonas de Internet, a la espera de encontrar una, para los momentos de rollete y luego vivir un poco con esos recuerdos, hasta que vuelve a seguir buscando; el problema es que no gusta y no le vuelven, pues la gente no conoce el amor y lo llaman así cuando es sexo y ni para eso le gusta a ninguna.

Dios es justo y cuando se lo dije una vez, no me creyó, pues cuando le advertí que me amaba con locura y si alguien me hacía daño a conciencia, le pasaba rápidamente sus buenas facturas, pensó que era una tontería.