NADA SE PUEDE OCULTAR, SOLO PERMANECER CIEGO

Todo lo que se hace mal, no se puede ocultar de ninguna manera, pues aunque se intente disimular con la ceguera de uno mismo, la conciencia está ahí y esa no falla, pero hay quien la nota y no vive y hay quien se la arranca, para vivir creyendo que son felices.

Lo pecados pueden ser veniales o mortales, se parecen a  los que tienen las leyes del hombre, pues pueden ser faltas o delitos y dentro de ellos, menos graves, graves o muy graves, por eso nadie se escapa de recibir su recompensa, por mucho que huyan, se escondan o no quieran verse a si mismos, porque si lo hicieran, se asustarían de como son, pero el vestido del orgullo y la prepotencia o un trastorno mental no aceptado, no les hace asimilar sus pecados y les lleva a caminar erguidos, sacando el pecho, para aparentar un convencimiento de que han obrado divinamente, cuando por dentro hay pensamientos, que muchas veces se quieren gritar, pero quien no sabe reflexionar se los come con patatas y llevan una indigestión muy grande, que les provoca diarrea.

Tarde o temprano, esa conciencia se despierta, en ocasiones de repente, otras con la vejez, a veces por curarse una enfermedad, pero nunca falla a la hora de irse al más allá; también el Señor, provoca situaciones en contra de quienes pecan gravemente, pues ve la negrura del alma que hace o dice barbaridades, para darles la oportunidad de arrepentirse, pero el camino del mal existe y por ese se marchan más a gusto y no quieren salir de él, pues desatan la ira, que destruye el amor al prójimo y no les importa matar, en tal de salirse con la suya.