PRESUMIR EN EXCESO, PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD

Nadie en el mundo, se libra de su San Benito, pues el que presume demasiado, acaba tragándose sus propias palabras por algún lado. No se puede poner en un altar a un hombre o a una mujer, cuyo cerebro es de serrín y no entienden de nada, excepto de una cosa, y a veces, ni de eso, la maldad es su única ciencia, y no pueden vencer a la bondad, a la sencillez y a la inteligencia humilde, que son dones divinos, que prácticamente ya, ni existen.

Por supuesto el planeta es muy grande, siempre quedan los seleccionados, los llamados a sufrir y a cargar con la cruz de Jesús, para darnos más sabiduría y la recompensa merecida, pero eso solo lo interpretan y reflexionan, los que tienen un espíritu muy bello y el cuerpo que lo forra, lo transmite con la cara del bien, y sin caretas para fingir lo que no se es.

Las parejas dicen enamorarse y se hacen promesas; unas veces son hechas sin remedio por gente acomplejada, que no encuentran nada y prefieren la pobreza, que la libertad sana y esperar la verdadera mujer de su vida. Otras, por intereses de complacer a gente, que ya no mandan en sus experiencias y les meten como sea, el que vean en sus compañeros o compañeras altezas reales, cuando son unos vagabundos o vagabundas con perversidad, que caminan por el sendero de la vagancia y de no pegar golpe, del egoísmo y conseguir lo que se proponen; sin embargo, la ceguera de los corazones inexistentes y los espíritus desaparecidos, acaban obteniendo el triunfo del San Benito más grande, pues ya no quieren cargar con lo que ellos han cosechado en su propio campo, pues las semillas que han plantado desde el principio, no han sido las adecuadas.

Solo una vez en la actualidad, aparecen los pocos seres imperfectos, que son los más perfectos, porque reconocen su realidad, se apoyan en la fe y rezan cada día, para que el Señor que nos lleva de su mano, nos haga llorar de dolor, por las torturas recibidas de tanto amor que llevamos dentro; pero al final, sonriendo en el lugar de la alegría, que existe aquí en la tierra, cuando aparece nuestra verdadera alma gemela con un forro feo o bonito, pero que si el espíritu es precioso, será el ser humano más lindo del universo, aunque no sea perfecto.

Los hijos, no evitan los divorcios, tampoco unen a las familias, son fruto de dos, que muchas veces provocan esas separaciones, ya que ni los padres están de acuerdo en como criarlos y educarlos.

La pareja son dos, nunca un montón de personajes que intervienen en todo, por culpa de ellos mismos; solo se pone en el altar a Dios y al resto sobre el suelo; amarse es dialogar, reflexionar, comprender, ponerse en el lugar del otro, saber dar amor y recibirlo; gozar más allá de lo carnal como un acto sagrado, de dos seres en un solo del que ya no te puedes separar.....,pero para entender todo eso y poder compartirlo para toda la eternidad, hay que ser especial y diferente. 

La superficialidad se rompe, se clarea y te hace sentir el vacío de la amargura y del orgullo, un virus que va matando lentamente y la cara parece la de una enfermedad, por eso San Benito cuando aparece, no lo hace por casualidad.