NUESTRA FIESTA DE TELEASISTENCIA, POR LA CRUZ ROJA

Mañana por la tarde: Se nos hace una fiesta por parte de la cruz roja, a los que tenemos servicio de teleasistencia; habrá fiesta y merienda, me han enviado mi carta y mi auxiliar me ha convencido para que asista, porque estará con su madre y conmigo.

Ahora me paran e intentan convencerme de que no me vaya, estoy confusa y desconcertada, pues la verdad tengo una casita preciosa y muy adaptada para mi, porque me he gastado bastante dinero en ella y me ha quedado linda y muy acogedora. 

Hoy me explicaba una persona, que puede aparecer la mujer de mi vida, sin moverme de aquí; estaba pensando en esas palabras, pero eso es imposible y descarto las dudas, pues deseo marcharme para luchar por un poquito de felicidad, haciendo mi sueño realidad.

Las problemáticas malas, que me querían ver muerta ya me las he quitado de encima, las maleducadas ni las miro, la basura la tiro al contenedor, pero todo gracias a la medicación y a ponerme en mi sitio, pues aunque ande afectada no pierdo mi cordura.

Este mes será decisivo en muchas cosas, todas ellas muy importantes para mi; estoy esperando una llamada para irme a Valencia a una reunión, después tengo que desplazarme a Albacete  para otra cosa, pasar revisión cada mes de mi catarata, porque en cuanto esté dura me la quitarán. Económicamente, vivo al día y me he quedado dignamente hasta que muera cubriendo mis pagos; los atrasos me han hecho abonarlo todo en mi banco, al que le doy las gracias, porque se han portado divinamente; mi abogada que me consiguió lo que me debía el INSS, ya está liquidada, y con lo poquito que me sobró, he renovado mi vestuario, pues todo se me caía y era horrible; me gusta ir sencilla, femenina y ser yo misma, que nadie me dirija como a una máquina, que no me pongan normas hitlerianas, que no me tengan en una inquisición y disfrutar de mi amor soñado cuando aparezca, sin utilizarme a conveniencia y disfrutemos de nuestro verdadero amor; que le guste toda yo, por lo que soy por dentro y por fuera, que se estremezca conmigo toda entera, que me convierta con sus caricias interminables en parte de ella; abrazarla volviendo a comenzar, susurrándonos lo que sentimos y unirnos en un mismo caminar, hasta que nos llegue la muerte y nos esperemos en el más allá.