LEVANTO MIS MANOS CON MI CORAZÓN HACIA EL CIELO

• Señor:
• Tú que me acompañas cada día y ves mi corazón, sabes que te levanto mis manos, para pedir tu ayuda y tu amor.
• Se que a veces reniego y no entiendo tanto dolor, pero cuando veo las respuestas a lo que estoy pasando, noto tu presencia, como si estuvieras a mi lado.
• No he hecho nada malo, mi delito fue amar y confiar, me apedrearon como hicieron contigo, pero yo soy débil y me derrumbo llorando, sin nadie que me consuele en el silencio de mi soledad.
• No quiero vivir así, yo solo quiero ser un poco feliz, pero no me dejan y no paro de sufrir.
• Estoy condenada a la herida de una lanza, que me ha dejado sin aliento, pero quieren recrearse en mi pena que sangra, y es demasiado la agonía y mi carga.
• No hubiera podido hacerle daño alguno y TÚ lo sabes, pero no me escucharon cuando supliqué piedad y me condenaron sin haber hecho nada.
• Dame fuerzas Padre mío, estoy atontada, para no tener pesadillas, pero me buscan siendo indefensa y no puedo caminar para salir corriendo; mi pesar y mi tristeza es ver tanta crueldad y que sigan con una ceguera, provocada por la maldad de quienes son contagiosos y no tienen conciencia.
• ¡Ayúdala en su rabia y a tener discernimiento!, pues ella sabe que me traicionó y que no soy yo la que miento.
• Quítale la venda de los ojos, que pueda ver sin esa ceguera que la consume, pues por mucho que lo niegue, ella sabe lo que tiene.
• Señor quiero tener una fe muy grande, tan grande que pueda caminar sobre el mar, aunque sea con mis piernas de ruedas, porque me veo ante el espejo y noto esas miradas que me persiguen, y no entiendo lo que pretenden, pues soy sencilla como una flor y me desconcierta no saber, si es odio, rabia, querer seguir destruyéndome, o es que es otra cosa y no lo pueden gritar, porque la esclavitud de la peor cárcel, la llevan arrastrando por complacer al mal.