DIVINO TESORO LA SENCILLEZ Y LA LIMPIEZA DE CORAZÓN

Soy sencilla, porque fui criada con ella, pero me engendró el Señor la inteligencia, con la ingenuidad de confiar sin maldades y advertir con nobleza, por eso mi conciencia la tengo limpia y me siento muy mal por alguien, que estoy segura de que en su soledad, reconoce que todo le está saliendo mal, y su rabia la quiere pagar conmigo porque en el fondo, no puede vivir sin verme y ha descubierto lo que otros no le dejan ver, y está metida en una oscuridad ciega de la que no desea salir, porque le domina la prepotencia y no la deja ser feliz. Siento mucha pena, de que todo se haya vuelto en contra de ella, pues la amaba con toda mi alma y mi vida entera le dí, pero las malas compañías y la falta de madurez hacen barbaridades en la tierra, destruyendo a los seres humanos, que se aferran a cogerse de las manos resbaladizas, que son destructivas y no acuden en las verdaderas necesidades de la enfermedad y solo piensan en ellas.

Nunca le he hecho daño, todo lo contrario y lo sabe, la vida le está dando lecciones que no se esperaba, pero ya le advertí una vez, que era una favorita de Dios y que quien me hacía mal a conciencia, ÉL se encargaba de empezar por lo divino y seguir ahora por el otro camino, porque no escuchó mis súplicas ante las agresiones que empecé a recibir. Ella quiso llevarme por delito, pero no le salió bien, porque ni tan siquiera me hubieran condenado si alguien no hubiera intervenido para hablar de mi, lo que ella explicó y que no era cierto.

No he podido soportar tanto daño y tanto recrearse en mi sufrimiento, se han burlado y se han ensañado, me han agredido, me han difamado y me han calumniado, me han torturado y supliqué piedad, pero el maligno puede mucho y siguieron sin parar.

Yo no busco a nadie, salgo a las horas en las que puedo tomar el sol ahora que hace buen clima para mi, pero llevo tanta medicación, que a veces no puedo reaccionar a tiempo, cuando sale a mi encuentro.

Detrás de las rabias, a veces se oculta el descubrir que se ama, pero el orgullo mata y la prepotencia destruye; ver la verdad aunque no se quiera reconocer, asusta a quienes no pueden soportarla, por eso se disfrazan de una felicidad inexistente y acaban sin reaccionar, porque siguen aferrados a cogerse de los brazos equivocados; pero todo ésto tan profundo y real, solo pueden comprenderlo aquellos que tienen profundidad y no se avergüenzan de ello, porque son humildes de verdad.