LA MARCA DE LOS LATIGAZOS SANGRANTES

La marca de los latigazos sangrantes, que he recibido de animales salvajes, que andan sueltos por ahí, nunca se borrarán de mi, pero espero con el tiempo y el buen amor y verdadero que llegue a mi vida, por la misericordia del Señor, se queden en huellas de aprendizaje, que me han hecho comprender que existe un mal horrible, que yo no creía capaz de que tuvieran las personas en las que he confiado, les he dado todo y me han utilizado como a un caballo, para arrastrar un carro.

Esa mujer que me aguarda en algún sitio, vendrá a mi encuentro, para ser la pomada que me acabe curando tanta brutalidad recibida y la que me coja de la mano, para amarnos en el dolor y en la dicha; ahora se que se hará realidad y que todo es necesario, para adquirir más sabiduría, siendo mejor todavía, pues nos valoraremos sin nadie que destruya nuestro amor, que será fuerte y bendecido por la voluntad de Dios.

Ayer vi de todo, niños enfermos que se daban besos y gritaban, personas de mediana edad y mayores, que están discapacitados y llevados por sus maridos o mujeres, otras ayudadas por la cruz roja y entre todos estaba yo, que miraba a los demás y se daba cuenta de como se desvivían conmigo y de la gratitud que sentía con mis servicios sociales, mis amigos de la ambulancia y mi psicóloga, con la que me hice fotos, junto a otras personas. Mi psiquiatra es la mejor profesional con la que he tropezado y mi auxiliar es como mi mami, siendo más joven; sus pequeños como unos nietecitos que me quieren con locura y me colman de abrazos, pero ahora quiero lo que siempre he soñado y necesito para tener lo que deseo en la tierra, hasta que la muerte me separe de ella..... Una mujer especial y diferente como lo soy yo, para amarnos eternamente con toda nuestra alma y sensible de corazón.