LA DICTADURA QUEDÓ ATRÁS

Se ha hablado mucho de la dictadura de Franco, yo entonces era una niña, pero que nadie me diga que ahora tenemos democracia, porque tenemos algo peor; en nuestro país nadie tiene voz ni voto, excepto para lo que les interesa a los que tienen poder para hacer lo que quieren.

Aquí la dueña de todo es la alcaldesa, jamás volvería a darle mi voto, pues me ha demostrado que no tiene nada de humanidad, ni sabe lo que es la justicia, solo cuenta con el pueblo para defender sus intereses y favorecer con sus privilegios a sus favoritos. Ójala por el bien de todos, cierren este juzgado y se lo lleven a la capital, pues al fin y al cabo está destruyendo la igualdad ante la ley de los ciudadanos, y lo que ocurre, ni tiene sentido ni tiene de nada. Espero que vuelva a su puesto de funcionaria y que por lo menos haya otra en su lugar, que no tenga nada que ver con el juzgado e imparta preocupaciones más importantes a su cuerpo de policía, que la de intentar acusarme uno de ellos, por lo más ridículo que pueda haber, en vez de coger delicuentes que entran por una puerta y salen por otra.

Cada vez me doy más cuenta de que he vivido en fantasilandia, porque aquí he visto lo que yo tanto admiraba, echarlo por tierra, gracias a las anomalías que estoy viviendo, en mis creencias de tener unos derechos, que han brillado por su ausencia. Debería saber el CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL, que la decisión más acertada y buena, es llevarlo a la capital, en donde por lo menos no estará su caballería, para que algunos hagan lo que les de la gana, sin que nadie dude de ellos y se carguen a quien fichan entre ceja y ceja, por denunciar unos hechos reales y que ni tan siquiera han sido atendidos, pero que seguiré luchando a través de mis abogados.

Siempre he admirado la figura del fiscal y la de los jueces y nunca he juzgado sus errores, pero desde que veo como se juntan todos y se saluda a diestro y siniestro conocidos, me doy cuenta de que soy una mosca, en medio de elefantes y de que se sienten dioses, para romper con mi derecho a la justicia y mi igualdad ante la ley, sobre todo cuando se trata de alguno de esos agentes, o amistades muy especiales de la alcaldesa.

No existe la democracia, solo es para ellos, pueden decir lo que deseen y actuar como quieran, ellos, si que pueden hacerlo, pero los demás no, porque estamos en una dictadura, disfrazada de una falsa libertad de expresión. 

Nadie ha hecho nada por lo que realmente es importante, sin embargo, un juzgado, que según dijo ella, probablemente van a llevar desde el Ayuntamiento el tema del registro civil, hay que ayudar a la crisis trasladándolo y que no se pierda aquello que tanto he admirado, como es el discernimiento de los jueces y fiscales, en velar por la igualdad de la justicia para todos sin discriminación alguna.