HA VALIDO LA PENA, PERO AHORA, ESTOY DE PENA

Ha venido mi amiga y ex compañera de trabajo, desde Valencia, esta mañana; la parada del autobús está muy cerca de mi casa y he ido a recogerla y nos hemos dado un gran abrazo, de la alegría tan inmensa que nos ha dado, volver a encontrarnos. Le tenía preparado sus regalos de cumpleaños, tan solo ha cumplido 33, pero es muy responsable y sabe defenderse en la vida, ella me ha traído unos regalos, que me han encantado y me la he llevado a presentarle a todas las personas que conozco, incluídos los servicios sociales. La he hecho caminar una barbaridad, pues hemos paseado por todos los sitios y le ha gustado mucho mi hogar, después sacamos juntas a mis pequeños y tras dejarlos en casa, nos fuimos a comer por ahí. He comido al estar con ella, lo que no me tomo ni en una semana, el primero han sido spaghettis, el segundo, una trucha con patatas, un pedacito de su pizza, ensalada y de postre, tarta de chocolate casera con nata; ella lo mismo, pero de segundo pizza a la barbacoa del tamaño de una mini pequeña plaza de toros y de postre, igual. La he llevado por todas las tiendas en donde me conocen y la gente que ya bromea conmigo y me saludan, la han dejado muy contenta. Es muy inteligente y sin querer demostrarlo, se ha dado cuenta enseguida, cuando mi estado de salud me estaba avisando de que ya iba en decadencia y no podía más, así que se hizo la hora de coger el autobús de su vuelta y mientras esperábamos, hemos recordado viejos tiempos y me ha dado una pena enorme, que se haya quedado parada por los despidos, pero sobre todo, porque hablábamos de cosas que me advertía y de lo que yo era antes, a la que soy ahora, que estoy como una niña pequeña, indefensa y con miedo cuando me encuentro tan mal y pienso que me estoy muriendo. Cuando se fue, me vine abajo, lloraba de tantas palabras que me decía de un ayer presentido y advertido, pero no le hice ningún caso, de los años trabajando juntas, de unos ánimos profundos, porque vendrá más a menudo a verme y yo podré ir alguna vez. Todo ha sido estupendo, pero ahora me encuentro acostada, porque mi cuerpo está destrozado, me siento triste de que se haya ido y sobre todo, porque tengo un límite y me protege el ángel de la guarda como a los niños, pues me quedé sin batería, justo al entrar en mi habitación y se quedó parada mi silla, menos mal que vino mi auxiliar, me dejó atendida y acostada y la puso a cargar. Ha valido la pena, el que esté ahora de pena, por haber pasado el día con una amiga, que siempre me ha querido mucho y yo a ella, pero sobre todo, porque siempre ha sido igual, nunca me ha hecho promesas, pero si, ha puesto en práctica los hechos y seguimos en la brecha, conservando nuestra amistad y confianza...