Chico era un perrito maltratado y lo tenían en una protectora de lo más pobre. Estaban todos los animalitos en muy malas condiciones, pero la Sra que estaba allí no tenía la culpa, pues apenas recibía apoyo en dinero o comida.
La historia comenzó cuando Carmen, que vivía sola y estaba trabajando en una oficina de directora decidió gracias a su gran amor por estos seres vivos, adoptar uno. Ella lo quería cachorrito y macho, para educarlo y criarlo, así que un día decidió visitar la protectora. Cuando llegó allí su corazón lloraba de pena y de haber podido, se los hubiera llevado a todos, pero eso no podía ser y empezó aquella mujer a enseñarle de las jaulas los que habían, sin encontrar ninguno que reuniera las condiciones que Carmen deseaba.
Cuando ya ésta se iba triste, la Sra la llamó gritando y la hizo volver y Carmen regresó esperanzada pues tenía uno del que no se acordaba y empezó a contarle a ella, la historia de Chico.
Chico tenía un año, había sido tirado por la alta puerta de hierro en dos ocasiones, estaba lleno de garrapatas y había sido lastimado psicológicamente. Cuando Carmen llegó a la jaula, antes de entrar la Sra, uno de ellos se destacaba como diciéndome ¡cógeme a mi!, era él precisamente al que me iban a coger y entre nosotros surgió un amor muy grande desde el principio.
Carmen lo montó en su coche sin esfuerzo y se lo llevó al veterinario, allí le hicieron de todo, se le dio un buen baño, lo vacunó contra todo, tiró todas las garrapatas y le pusieron un collar precioso, lléndose a su nuevo hogar lleno de felicidad, con todos sus papeles en regla.
Durante 4 años se lo llevaba a a trabajar a la oficina, se portaba de maravilla, lo dejaban entrar con su dueña en las cafeterías, eran uña y carne, felices, no podían pasar el uno sin el otro y al final se trasladaron a la ciudad de su amita, que no era en donde trabajaba.
Al llegar a su nuevo destino, Chico tuvo un pequeño ataque cardíaco, pero no se lo diagnosticaron y su amita le salvó la vida sin que le volviera a repetir más. Fue al cabo de unos años más, conforme se iba haciendo mayor, cuando le volvió a repetir y entonces si que le vieron el corazón mal y los pulmones, por eso, solía respirar fuerte y con problemas. Gracias a esta veterinaria, chico empezó a tomar su pastillita todos los días y un pulmón se le puso bien del todo, mejoró notablemente y su vida era de total mimo y cuidados.
Ahora chico tiene 12 años, está muy bien y muy contento con su hermanita loyca, Ninet, y siempre en nuestros corazones llevaremos a nuestro gran Kimba, que cada día está entre nosotras y ellos...
Uy no hay nada como el amor y el cariño que se le tiene a nuestra mascota
ResponderEliminarMi amor hacia ellos es inmenso, pues son un ejemplo a seguir por los humanos. Besitos
EliminarQue historia mas bonita cariñet.Realmente los que amamos a los animales tenemos historias de ese tipo.Si yo te contara....Sabes? creo que todo lo bueno que hacemos siempre se nos devuelve de alguna manera.Tu eres una buena mujer y por eso estas recibiendo cosas tan bonitas y merecidas.Besitos para tus bebes y tu mujer. =)
ResponderEliminarTú también eres una gran mujer y con mucho arte en todo lo que haces. Los que amamos y tenemos seres vivos tan bellos somos los más afortunados, pues conocemos el amor en toda su grandeza. Un abrazo
EliminarTu relato me ha hecho llorar porque me ha hecho recordar a mi querido Goku que también era adoptado de una perrera y vivió 16 años con nosotros haciéndonos felices cada día sin pedir a cambio nada mas que un poco de amor.
ResponderEliminarMuchos besos querida C armen.
Te entiendo muy bien Julia, pues no hay un solo día que mi corazón no desprenda lágrimas al recordar a mi amado Kimba. Son un ejemplo a seguir. Un abrazo
EliminarUna historia muy tierna. Nuestras mascotas nos lo dan todo y siempre nos demuestran a su manera que nos quieren.
ResponderEliminarGracias
Un gran abrazo
Nos lo dan todo sin pedir nada a cambio, nos miran con tanto amor y alegría que son parte de la familia y hasta se dan cuenta cuando estamos tristes, Nos dan más de lo que merecemos. Un abrazo
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