CUMPLEAÑOS DE MI SUEGRO

Mi suegro, al que considero mi papá, es un verdadero encanto de hombre y lo quiero muchísimo, pues desde el primer día le dijo a mi mujer que por fin había encontrado el verdadero amor de su vida. Hoy, ha cumplido 85 años, pero no los aparenta para nada, pues además de su elegancia, su falta de arrugas, su puesta al día de moderno, respetuoso, limpio como los chorros del oro y siendo todo un caballero, es un bailarín de primera y todas las damas del hogar del pensionista se lo rifan como pareja de baile, pero él a pesar de ser viudo sigue amando a su esposa y siempre lo hará. Mi papá y yo hablamos sin parar y nos vemos muy a menudo, además es un yayo maravilloso, desprendido y quiere a mi mujer (su hija) con toda su alma y se le nota que vive y deja vivir, por lo que es un padre que ha sabido educar desde la comprensión y el amor a su familia.

Cuando era joven, tuvieron que emigrar a Francia, dejando a sus pequeñas en el mejor colegio de monjas que había en Onteniente y éstas obtuvieron unos estudios, que les llevaron a adquirir una cultura y una forma de ser muy sencilla y campechana, por eso, mi mujer y yo tenemos tantas cosas en común. Como regalo de cumpleaños, le llevo mañana un décimo de lotería, pues le gusta de vez en cuando comprar uno, por aquello de que si le toca poder repartirlo entre sus hijas y nietos.

Cada día lo quiero más y veo en él el padre que no pude disfrutar y con el que mantenía mucha distancia, pero ahora, el Señor me ha premiado con lo que tanto he soñado y querido desde siempre y me siento muy dichosa, además estamos muy compenetrados y dialogo con él con una confianza total, sin ningún obstáculo por parte de nadie y me siento libre contándole todo tipo de cosas de mi vida y de todo lo que sufrí en el pasado. Se le nota a la legua lo feliz que es de vernos a nosotras amándonos tanto y de que su hija y yo nos hayamos encontrado gracias a Dios, por eso, mi estabilidad en cuanto a salud se ha hecho real en el presente y espero durar muchos años más, para saborear estos regalos divinos que no tienen precio.