EL CIELO AZUL DE LA PAZ INTERIOR LLENA DE AMOR

Mi paz interior es grande, como la aurora que anuncia la salida del sol, contemplo cada rincón de este pueblecito y lo conozco mejor que nadie, penetro en el conocimiento de lo que amo y valoro, me llevaría a todos los animalitos abandonados conmigo, si tuviera una granja grande en donde poder tenerlos a mi alrededor. Quisiera volar como una paloma, para divisarlos a todos los que abandonan criminalmente, porque ya no les sirven para cazar, los matan, o esos caprichosos que los compran como juguetes y en verano los abandonan. De todos ellos deberían aprender los humanos, porque ellos no fallan, no te mienten, son fieles siempre y darían la vida por sus dueños. Me llama la atención que por uno, de cada miles y miles, que por culpa de la agresividad que le han provocado, para atacar si invaden esos lugares tan preciados, en donde los tienen solitos y sin amor alguno, se de tanta publicidad y los lleven al paredón, y sin embargo, los llamados animales racionales, no obtengan un buen merecido, pero bueno de verdad, a sus acciones premeditadas y llenas de pura maldad, porque son como las serpientes que se arrastran despacio, para clavar el veneno de la muerte constantemente, y nadie enseña a los niños a tenerles miedo, pero si a los animalitos, que no hacen nada, más que ladrar un poco y dar cariño, para devolverlo con creces a su dueña o dueño querido.

Aquellos hipócritas que tienen porquería infernal en sus interiores, deberían quedarse mudos cuando hablan teatralmente de Amor o estudian las palabras a elegir, pues insultan al cielo y le prenden fuego al jardín lleno de flores preciosas, que permanecen puras e intactas durante todas las estaciones del año y de la vida.