OS QUIERO JHONATAN Y MARC

Quiero muchísimo a Jonathan smith y a Marc Gordon de la serie Autopista hacia el cielo, son como mis ángeles reales, que me hacen llorar del amor que me transmiten en esta serie llena de verdades humanas. Me la veo una y otra vez y no me canso nunca, es la más preciosa que ha existido y existirá siempre, porque estoy convencida de que estos actores eran especiales y por eso hay tanta sensibilidad y valores, en aquellas otras que también nos regaló Michael Landon, junto a su amigo en la vida real Víctor Frech.

Jhonatan y Marc, son como deberíamos ser todos en el mundo y en sus capítulos, se reflejan los defectos que posee el ser humano por su debilidad, y que se pueden vencer con la Caridad. La diferencia está, en que solo pueden reaccionar los que poseen profundidad y tienen capacidad de reflexionar, para darse cuenta de sus acciones y que venza el Amor por encima de todo. No es una fantasía típica para hacerla bonita y ponernos a llorar, y otros a reirse, por considerar la realidad tonterías, son hechos auténticos con los que nos enfrentamos día a día, pero desgraciadamente hay pocos ángeles así, en el interior de nuestras almas. Puede pareceros ridículo, pero los quiero a los dos de todo corazón, amo esos personajes, que me hacen derramar lágrimas de dolor, porque me gustaría que triunfara la humildad y el sentimiento de un corazón tierno, de carne, de un latir, cuyo sonido pudiera desprender música celestial y llevar el amor en la práctica, con la pureza de una inocencia sin hacer el mal, y poder sentir aquello que todo el mundo busca, que desean tener y cuando lo encuentran lo matan.

Nadie es perfecto, somos pecadores y Dios lo sabe, pero también conoce como nadie, lo que hay en nuestras mentes, en nuestro espíritu y nos habla con los acontecimientos, o a través de seres que pone en nuestros caminos, para ayudar al que ha elegido por ser diferente y al que en la actualidad, le ponen el mote de raro o problemático, porque confía, ama la justicia, no sabe mentir, ve con los ojos de la sencillez y le pegan golpes muy duros, que lo dejan lleno de heridas y solo desea morir, para salir de un espacio en donde no tiene un lugar.

La humanidad no es incompatible con las profesiones, la sonrisa no implica dar la razón a unos o a otros, escuchar la verdad es poder discernir mejor y ver la mentira en donde se aparenta tener la razón, mirar a los ojos es penetrar y poder ver mejor cuando hay maldad por el medio, o solo ha sido un pequeño error cometido por el miedo o el pánico; sea como sea, lo único que importa es ser personas con capacidad de reacción, y escuchar esas conciencias que se arrancan las personas y que tanto pueden gritar, para salir a la calle a gusto y ponerse a asesinar con las sentencias de condenar, sin conocer al que tenemos al lado; y sobre todo, el no poder amar, aunque tanto se presuma de querer encontrarlo, cuando lo único que se hace es tirarlo por un contenedor y colocarse la coraza de la dureza, del chismorreo, de la injusticia, del placer, de lo material, de la prepotencia, de la malicia y de ponerle el cartel equivocado a un ser, sin ponerse en su lugar y conocer lo que le han hecho o pueda estar pasando.