Cada día y cada noche, antes de dormirme, solo a Dios le grito el nombre del único amor que he tenido en mi existencia, porque no tenía ningún derecho a jugar con mi vida, un amor imposible que ocupa el centro de mis heridas, de un juego que habían iniciado y desconocía por completo, mi corazón está roto en pedazos y con ganas de no seguir latiendo, pues lloro y sangra con mucho dolor. Mi gran amor, profundo y real como nadie es capaz de sentirlo, tenía nombre de mujer, pero le gustaban las hombrunas y expertas, nunca lo diré en voz alta, porque no vale la pena, pues solo le pido a mi Padre del cielo, que me cuide y me lleve a otro lugar, en donde me de fuerzas, para conseguir la única felicidad que he deseado siempre, y porque debo dejar darle a mi vida, otra oportunidad, si puedo conseguirlo. Quiero apartarme de su presencia, porque me viene todo a la cabeza y se burla sin parar, disfrutando de como es y de tener tanta maldad,
Ella me conoce muy bien, porque soy de las que ya no quedan y no puedo mentir, siempre he dicho y he contado verdades, que nadie quiere escuchar, porque es mucho más fácil, cargarle los pecados de uno mismo a los demás. Yo no la conozco para nada, supe quien era cuando enfermé y por sus acciones, es como si fuera una extraña, y la peor persona que podría haber conocido, fue una actriz de mucho cuidado e interpretó el papel de la que nunca había roto un plato y de que era una víctima, para conquistarme, no puede hacer otra cosa porque es vacía y se aburre y no le importa más que su propio yo y se idolatra de verse perfecta y no puede querer a nadie, excepto al demonio que lleva dentro con todo lo que me ha hecho, pero ya no puedo con este sufrimiento, ni podría volver, con quien por no darle el sexo que tanto necesitaba y no podía aguantar, porque solo quiere recibir y no dar nada, me pegó en la enfermedad los golpes más crueles y viles, que ningún ser humano se merece, no solo acóstandose con otra mucho más joven y morbosa estando conmigo, sino por el trato indigno que tuve, por la maldad de quitarme lo que no era suyo, por irse a murmurar ante su familia que me llamaba pedazo de carne con ojos y lo consentía, por la soledad en la que vivía, por una traición sin medidas, por los malos tratos psicológicos haciéndome querer morir cada día, por no valorarme nunca habiéndole dado toda mi vida sin recibir nada a cambio, más que una comida, por ser femenina, romántica y desear un compartir en el amor las más bonitas palabras susurradas, que salen del alma, con hechos reales del día a día y toda una confianza sin barreras que es cosa de dos, por ponerla en un altar de belleza hasta llegar a creérselo tanto, que se sentía perfecta en todo y no se miraba al espejo, por no haberme nombrado nunca como su pareja, cuando hablaba con otras lesbianas que mantenía ocultas en sus redes sociales, por siempre nombrar a una supuesta mujer amada y luego mentirme, por sus miradas agresivas al verme enferma y no poder utilizarme, por sus mandatos y el dominarlo todo haciéndome comprender, que su casa no era mía a cada instante, cuando yo no miraba nada más que a ella y que yo era más bien considerada una huésped pesada, porque en la enfermedad no me soportaba, a lo que en vez de darle el nombre verdadero lo llama amor y tan solo es sexo, desear solo los momentos felices y en los momentos duros donde se demuestran los verdaderos sentimientos, calcularlo todo bien y hacer sus consultas para dejarme abandonada, sola en una casa infernal y poniéndome verde en el pueblo como si fuera una delicuente y una criminal. No solo fue feliz así, sino que me restregaba su burla en la cara con la que estuvo en la misma cama, pero cambiando el colchón, una promiscuidad que llevaban encima las dos, mientras ésta más joven alzaba su mano pasando por mi lado y riéndose las dos. Aquella misma tarde la largó sin dejar ni huellas ni señales, solo cargada de placeres carnales, lo que verdaderamente es importante para ella y por lo único que vive y sueña. Lo que vino después ya fue el salvajismo de la maldad y del carecimiento de entrañas de mujer, pues tanta fama que le ponen a los hombres y estas lesbianas que no tienen nada de mujeres y son de lo peor, permitió que me agrediera físicamente otra que tuvo estando casada y que no lo llama infidelidad, la que me amenazó con cortarme las piernas y darme una paliza, una drogadicta y alcohólica, que tiene problemas con la ley y me atacó defendiendo a su gran amiga hoy en día; una violación moral y psicológica propia de monstruos criminales, que a pesar de advertirle de que me estaban matando, no hizo nada para evitarlo y siguieron como bombas que estallaban en mi cerebro, teniendo que ser atontada por mi psiquiatra, para no volverme loca y soportar tanta brutalidad; ponerme delante de un juez con la hombría de un mulo de cuadra sin valores de ninguna clase y que es hermano suyo, para condenarme siendo inocente.
Ahora soy yo, yo sola con la confianza de recibir lo que me merezco y que no puedo olvidar, pues solo anhelo la justicia ante semejantes hechos y que declaren culpables, tanto a ella como a los que conoce y que sabe que aparecerán tarde o temprano, porque todo requiere su tiempo.
Nadie me ha hecho un daño semejante, ni podré superarlo jamás, pero aprenderé a vivir con ello, con la esperanza de encontrar una buena mujer, que sepa conquistarme, sea un milagro que exista y podamos compartir nuestra dicha más allá de la eternidad. Jamás he conocido gente tan malvada e hipócrita, prepotentes incultos y sin educación, que no conocen ni el significado de la gratitud y se ponen verdes unos a otros, para después elegirme y colgarme sus títulos, que fueron sacados en la universidad del diablo.
No amigos, no os aconsejo venir aquí, si alguien es diferente, sensible y no quiere que le destruyan, que pase de vacaciones y siga su camino, pues si te quedas, te harán pedazos al ser un forastero o forastera, te tirarán la piedra y esconderán la mano y llorarás todos los días del año, porque hay que saber con quien codearse y dejar a un lado la basura indeseable, una basura con la que yo no me rozo ya, ni miro ni huelo, pues ya he aprendido a calar, a las que son malas de verdad y que por desgracia son muy contagiosas y van esparciendo el virus del demonio, que destruye a placer todo lo que puede, valiéndose de sus seguidores.
Saldré algún día de aquí, cuando el Señor resucite con su gloria, haciéndome un juicio justo y que salga toda la verdad demostrada, algo que me concederá, porque me conoce demasiado y sabe que le quiero, y si cometo algún error lo hago sin malicia buscando protección y porque reflexiono, conozco la humildad y desprecio el desamor, la violencia, el engaño y la falta de caridad.
Saldré algún día de aquí, cuando el Señor resucite con su gloria, haciéndome un juicio justo y que salga toda la verdad demostrada, algo que me concederá, porque me conoce demasiado y sabe que le quiero, y si cometo algún error lo hago sin malicia buscando protección y porque reflexiono, conozco la humildad y desprecio el desamor, la violencia, el engaño y la falta de caridad.
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