ERES MI DÍA TRAS DÍA

Eres mi caja, llena de arañas, eres la peor tortura que rompe mi calma, eres la espada que ha traspasado mi cerebro, mi corazón y mi alma, eres mi violadora y la que me ha ultrajado, has asesinado el nombre de mi madre, el de mi hija y de todo me has acusado, difamado y calumniado, te llevo clavada por todo mi ser y me has pisoteado, escupido y te has cagado encima de mi, casi me quito la vida, porque te regocijabas matándome y eres la que me ha robado el sueño, para convertirlo en pesadillas. No puedo quitarte de mi existencia, porque veo tu cara a todas horas, la medicina me atonta, pero mi cuerpo ya se ha acostumbrado y has empeorado mi depresión, quitándome las ganas de vivir, mientras tu estás con la explosión de alegría y escondida en tu rincón.. 

Solo deseo que me llegue tu nombre, aunque presiento que ya lo se, y si existe la justicia, tú llorarás también, gritarás cobardemente como lo has hecho siempre, pero si recibo lo que merezco ante lo que has hecho conmigo, se te quitará el sarcasmo y todo tu cinismo.

Si el juez tiene discernimiento y aplica su sabiduría, condenándote por delito con agravantes, sabrás lo que es verdad y no tendrás la lengua fuera para seguir burlándote con la pena que te apliquen, y sabes de sobra que aparecerás, también tu cómplice; y cuando recibas la sentencia condenatoria como espero rezando cada noche, recordarás tus ensañamientos, tus aberraciones, tus brutalidades y sobre todo, .....mi nombre, porque yo el tuyo lo tengo gravado con el fuego de tus agresiones, sin importaros el martirio que he vivido y sigo viviendo por vuestra culpa. No puedo superarlo, no puedo, ni podré hacerlo, me habéis destruido entre todos, y os habéis reído haciendo que me condenen sin haber hecho nada, pero espero, espero sangrando cada día, que se me haga justicia y saber que soy persona y que no me consideran nada, gracias a vosotras. Solo entonces podré levantar algo la cabeza, para luchar contra la tempestad de los golpes tan grandes, que he recibido miserablemente, sin importaros mi salud y jugando con ella, como si fuera una pelota de fútbol, dándome patadas sin cesar.

Ríe, ríe, ríe y se feliz, porque lo has conseguido, gracias a la muerte y al frío, que habéis dejado en mi.