ASESINATOS EN EL HOTEL 2ª PARTE

Mientras uno se marchó a llamar por teléfono e intentar localizar alguna gasolinera cercana, que arreglara pinchazos, los otros se quedaron sacando las herramientas para quitar las ruedas dañadas.

Al rato salieron las tres mujeres gritando como locas ¡socorro! ¡socorro!....¡por favor entren enseguida!....¡hay que llamar al hospital! ¡su amigo ha debido de tropezar y se ha caído por las escaleras!. El mayor le tocó en el cuello y comprobó que estaba muerto.

De nuevo llamaron a la policía y éstos cerraron el caso como un accidente casual, se lo llevaron al depósito y así se certificó su fallecimiento.

Inmediatamente se pusieron en contacto con la familia, para darles la noticia; y se pusieron en marcha  a toda velocidad, mientras la madre iba presa de una crisis de ansiedad. El padre lloraba porque era el único hijo que tenían, su máxima ilusión era dejarle los negocios a su cargo cuando él fuera mayor; y convertirlo en un gran empresario.

Al llegar allí, le hicieron todo tipo de preguntas al jefe de la policía, pero les contestó que desgraciadamente, había sido un accidente sin nada extraño y como solían ocurrían otros.

Convencidos se lo llevaron con la novia, que estaba desconsolada, para recibir sepultura acompañado de todos los seres que le querían.

Los demás se fueron con ellos también, teniendo que dejar el coche en aquel lugar y advirtiendo a la dueña, que regresarían con un mecánico para arreglarlo y marcharse con el vehículo.

Al hotel llegaban personas que iban de paso, se quedaban solamente una noche y en cuanto amanecía seguían su camino.

Llegaron entonces un grupo de diez amigos; eran seis chicos y cuatro chicas, dispuestos a pasarlo en grande y a olvidarse de los estudios y de la gran ciudad.

Se hospedaron en el hotel  y cada uno de ellos fue firmando, como era habitual, en el libro de registros, subieron sus equipajes a las habitaciones y las chicas estaban en una y ellos en otra.

Al día siguiente la dueña les hizo una serie de advertencias para que tuvieran cuidado, informándoles de lo que les había pasado a los dos muchachos fallecidos. Aquel le dio las gracias y le contestó que no se preocupara de nada.

Mientras tanto Aghata y la otra aprovecharon la ocasión de mirar lo que llevaban en sus bolsas, en cuanto entraron para limpiar. En una de ellas encontraron una caña de pescar y un cuchillo grande para partir carne o pescado, lo cogieron del sitio y se lo escondieron en el sótano del hotel.

Dos de los muchachos estaban locos por la misma chica; y una noche estando uno besándola en el porche, el otro los vio desde la ventana. 

Llevado por unos celos incontrolables, bajó corriendo y se enzarzaron en una tremenda pelea. La joven no podía separarlos y entró en el hotel pidiendo ayuda...¡por favor señora venga enseguida, se van a matar!. Salieron todas y vieron a uno con el cuchillo clavado en la espalda...¡Dios mio lo has matado!.dijo la vieja. El otro atónito repetía una y otra vez que él no había sido, que por un momento alguien le golpeó y quedó sin sentido....nadie le creyó y lo detuvieron.

En la ciudad se empezó a correr la voz de que aquel hotel, llevaba el signo de la mala suerte, los periódicos contaban lo sucedido y en la televisión, era la noticia más anunciada.

La policía volvió a intervenir, pero en esta ocasión sucedió algo inesperado, que le iba a dar otro rumbo a la historia....