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RETAZOS DEL ALMA

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7 de mayo de 2011

1

EL CASTILLO TENEBROSO







Era el año 1880 y en una pequeña ciudad, los habitantes vivían invadidos por el terror, los nervios, la intranquilidad y procuraban encerrarse dentro de sus hogares lo antes posible.
Cerraban sus puertas, ventanas y cualquier otro sitio, con la máxima seguridad de que nadie podría entrar para hacerles daño.
Todo ésto lo originaba un castillo viejo y aparentemente abandonado, que permanecía en lo alto de una montaña. 
Por las noches observaban que había luz en una parte de aquel lugar y una sombra a través de una de las ventanas, nadie se explicaba lo que estaba sucediendo.
Un día se reunieron muchos hombres y hablando seriamente del tema, decidieron coger antorchas y sus armas, para ir a investigar...¡¡¡quién era ese personaje!!!.
Repartidos para averiguarlo todo, cada uno iba registrando por zonas, todos los rincones de aquel castillo.
Les extrañó no ver la luz aquella noche; y al final, cansados de no ver nada, excepto telas de araña, puertas ruidosas y viejas, polvo de años, un frío estremecedor y algunos muebles por los que circulaban ratas y otros bichos, salieron corriendo y regresaron a sus hogares.
De nuevo empezaron a ver aquella imagen y la luz en el castillo y lo único que sacaron en conclusión; es que era un fantasma atrapado en él, y que perteneció a la familia de los dueños.
Los jóvenes del pueblo se reían de lo que pensaban los mayores y se burlaban de ellos, no daban crédito a sus historias de fantasía y miedo, así que guiados por la curiosidad, decidieron ir por su cuenta, escapándose de sus casas después de medianoche.
Uno de los muchachos iba muerto de pánico mientras recorría su parte; y sin darse cuenta, se derrumbó el suelo que pisaba, cayendo profundamente, en un túnel de agua pudiente del que no podía salir. 
El chico no paraba de gritar pidiendo socorro, pero los compañeros al escuchar voces que retumbaban, decidieron salir corriendo.
Cuando se dieron cuenta de que faltaba el más pequeño, ni tan siquiera volvieron para ayudarle, silenciosamente regresaron a sus casas y se metieron en la cama, como si nada hubiera pasado.
A la mañana siguiente toda la ciudad estaba alarmada y los padres del niño acusaban a ese fantasma, de haber matado al pequeño. Entonces dispuestos a quemar el castillo para que desapareciera, se pusieron en marcha cargados de gasolina, encendedores y con mucha rabia, rencor y ansias de venganza.
No hizo falta que llegaran hasta allí, porque vieron al pequeño cogido de la mano de un hombre joven, que llevaba la cara tapada. No le hicieron nada porque el niño les explicó, que gracias a esa buena persona, se encontraba vivo y sin heridas, pero sin embargo, su salvador cayó desmayado porque estaba muy mal.
Deprisa lo llevaron al médico de la ciudad y estuvo varios días inconsciente, solamente le dio tiempo; para hacerle prometer al doctor que no le confesaría a nadie, haberle visto la cara. Cumplió su palabra y no le pudieron sacar nada por aquello; y en poco tiempo pudo recuperarse.
Le contó la historia del castillo, el lugar adecuado que eligió para ocultarse de su complejo, del miedo a ser rechazado, de que le pudieran discriminar y tirarle piedras, de ser acusado de cualquier cosa y sobre todo; de asustar a las chicas del lugar.
Aquel doctor se percató de su buen corazón, de sus buenos sentimientos, de que no había dudado en poder perder su vida para salvar la otra y entonces; le prometió que le devolvería una cara, pero sin garantizarle nada.
Preparó en el desván de su casa una sala de operaciones, con todos los instrumentos necesarios, miró al cielo y le suplicó a Dios que le guiara en aquella decisión tan arriesgada; y bajo llave para que nadie pudiera entrar, empezó su gran milagro.
La operación duró varias horas; y después de dar la explicación de que lo había tenido que operar de un coágulo en el cerebro, dejaron de molestarlo durante un periodo de tiempo. 
Aquel joven ya no era el mismo, lo empezaron a ver por la ciudad y se creían que era un visitante pasajero pero él contestaba; que se había enamorado del lugar y que iba a fijar su residencia allí.
Las chicas estaban locas de contentas y se lo rifaban para conquistarlo, pero él dirigió su mirada hacia la que estaba barriendo la puerta, de una tienda de comestibles. Fue allí con la excusa de comprar y entablaron una bonita conversación, empezaron a salir juntos y acabaron enamorándose.
El joven caballero resultó ser el propietario de los terrenos del castillo tenebroso, los vendió y adquirió una riqueza bastante notable; pero él, seguía siendo el mismo.
Se casó con su dependienta, compró una casita humilde y adquirió la tienda como propietario, los dos trabajaban en equipo felices y contentos, eran queridos en la ciudad y nunca supieron que él, era el fantasma del castillo tenebroso.















1 comentario:

  1. Hermoso cuento como todos los tuyos, sigue escribiéndolos, de verdad te lo digo; creo que lo haces muy bien es todo un placer leerte, preciosa.

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