LA DISTANCIA

                

                                                                                        

                                                                          

                                                                                                                                                                 Dicen que la distancia es el olvido, en general es una frase muy cierta para la mayoría de la gente. Tenía dos amigas muy lejos de donde me encuentro. Una solía llamarme, porque yo me preocupaba de llamarla primero y la otra amiga, la mantenía yo escribiéndole y llamándola de vez en cuando, porque su trabajo es de mucha responsabilidad, requiere total dedicación, responsabilidad y luego tiene su familia.

La primera desapareció sin decirme ni adiós y la otra nunca se molestó en hacerme una llamada. Al final me cansé y me dije a mi misma: Si ellas no quieren seguir adelante porque todo pasó, pues dejaré de hacerlo también porque al fin y al cabo, la amistad es cosa de dos.

Nadie es tan perfecto como para dar y dar y nunca recibir nada. Acabas cansándote e incluso va menguando el cariño poco a poco. Todos debemos dar, pero también recibir algo, porque de lo contrario acabas rindiéndote y todo se queda en un recuerdo, como un sueño que has tenido y que el tiempo acaba borrando.

En mi caso, será por mi carencia afectiva, siempre he dado sin esperar nada, me conformaba solamente con unas miserables migajas, que ni tan siquiera me han sabido o no han querido darme.

Ahora estoy harta de todo eso que tanto daño me ha hecho, no me conformo con las sobras, y si tuviera  que pasar por lo mismo en la vida, me valoraría lo suficiente como para cultivar el campo de la amistad entre dos personas.

Estoy acostumbrada a no tener suerte en ese aspecto, a que cuando he confiado en que alguien era distinta, me ha dado un palo todavía más fuerte, así que me quedo como estoy y no correré ningún riesgo, por personas que han dejado mucho que desear, cuando son capaces de comportarse así. Lo bueno que tengo es que no me quedo nada en el estómago, con mucha educación expongo cómo me siento y me despido con toda la educación.

Solamente hay una persona a la que no he olvidado todavía, pero con el tiempo y la distancia también llegará a hacerme mella, al comprobar con el día a día su silencio, su indiferencia o rencor y que en realidad no me quiere para nada.

Con ella me está costando mucho, porque la tenía idealizada y creía que era un ángel, pero ahora que sé, que no lo es, su comportamiento y su mudez me están haciendo comprender, que antes se convertiría una rana en un príncipe, que ella ser capaz de escribirme un simple correo electrónico.