BOMBA DE RELOJERIA

                                                                                

                                                                                       

Mi cabeza está a punto de estallar, es una bomba de relojería y no dejo de darle vueltas a todos los problemas que tengo encima.

Vivo porque mi corazón late, pero estoy muerta por dentro, nada me hace ilusión, nada me interesa, nada tiene sentido en mi existencia; pero aquí estoy, sufriendo en silencio y sin poder remediarlo.

Estoy harta de tantos médicos, de tanta medicina, de tantos dolores, de no poder valerme, de no poder estar sola aunque quiera, estoy cansada y la depresión me aumenta cada día. No tengo ganas de llorar, porque ya no me quedan lágrimas y estoy resignada a seguir así.

Quisiera hacer algo y no puedo, salir a pasear con mi andador es una tontería, me quedo a los cuatro pasos, sentada en él porque se me pinza todo el cuerpo.

Me da envidia ver al que ríe y que puede distraerse, es una envidia sana que me lleva a reconocer lo inútil que estoy, aún así lo intento pero acabo peor.

Tengo tantas cosas, que al mismo tiempo tengo miedo, miedo de que cuando me toque el control de las mamas, me digan que se han hecho malignos los nódulos que hay en ellas. Aunque me revisan cada 6 meses, me dijo la doctora que tengo un 50% de que puedan cambiar, aquello me asustó y ahora lo vivo muy mal, aunque no me torturo durante todo el tiempo de espera.

¡Ojala pudiera estar bien y volver a ser la que era!, solamente vivo en mi misma, encerrada en un silencio absoluto, la peor prisión de un ser humano. ¿Acaso le importa a alguien, lo que a mi me ocurra?...no....a nadie. Me abandonaron todos y mis entrañas se retuercen de dolor, nadie me visita y si hablo por teléfono con dos personas que me llaman, es para escuchar lo mismo una y otra vez.

Hoy estoy en la profundidad más grande del mar y sé que nunca podré salir aunque quiera y lo intente, son cosas que ya no tienen remedio.

Lo siento mucho, pero soy humana y demasiado sensible, tan sensible que hasta me aborrezco por ello.

Mañana tengo psiquiatra y a mi simpática doctora de cabecera y no tengo ganas de ir para nada, me recogerá la ambulancia como siempre y será el único momento, en el que veré si hace sol o no.