MI CUENTO DE LA NAVIDAD

                                                                                                 

                                                       


                                                          
En  un hogar muy lujoso vivía una familia muy importante, en total eran 6, los padres y 4 hijos. El resto era el servicio que se encargaba del mantenimiento, de la limpieza y de la comida.

Todos ellos tenían en el altillo de la casa una habitación cada uno porque para eso eran los pobres sirvientes.

Como eran  navidades habían preparado un árbol enorme de Navidad con toda clase de regalos y una belleza inigualable.

De repente tocó a la puerta un vagabundo pidiendo un poco de comida y un abrigo y el mayordomo cerrando la puerta, fue a decírselo a su señor. El señor le recriminó y le dijo ¡ dile que se vaya !. El vagabundo titiritando de frío y muerto de hambre se marchó llorando y se sentó debajo de un pino. Una de las niñas a escondidas salió enseguida y le dio un pedazo de pan y aquel vagabundo le sonrió de una forma especial, tan especial que la niña se quedó mirándole y le dijo ¡lo siento mucho, no puedo hacer otra cosa porque mi papá me reñiría ! aquel hombre se puso a contemplar a aquella familia sentada alrededor de la mesa a través de una enorme ventana, mientras consumían exquisitos manjares.

Estaban todos juntos cenando y nadie cantaba, ni hablaban y sus caras eran de amargados. Los niños estaban deseando de levantarse para ir corriendo a recoger sus obsequios y se quedaron sorprendidos al abrir cada uno el suyo y ver lo que era.

Al mayor le salió una bola de nieve que le hizo ver su futuro. Se iba a convertir en un millonario, iba a tener cáncer y no tendría a nadie que se compadeciera de él y sólo pagando le harían caso.

Al que le seguía le salio un muñeco que hablaba y éste le decía que iba a ser un drogadicto porque nada en la vida le haría feliz y no encontraría lo que necesitaba.

A la antepenúltima le salió un empresario que le sería infiel y le pegaría a diario y a la última le salió un hombre trabajador que le daría un hogar lleno de calor y unos hijos estupendos, un hogar sencillo pero con el alimento del Amor.

Todos se quedaron con la boca abierta, los padres no podían comprender lo que estaba pasando pues aquellos no eran los regalos que ellos habían comprado y entonces asustados, salieron buscando al mendigo y lo único que encontraron es una piedra que llevaba escrito un mensaje:

A quien tenga hambre comparte tu alimento.

A quien tenga frío dale calor.

A quien te sirva, sírvele tu.

A quien sea grande que se haga pequeño, y no olvidéis que la riqueza más grande es el AMOR; y si el resto de vuestros hijos lo hubieran sentido, los regalos de la vida habrían sido totalmente distintos.

Corrieron en busca del mendigo y lo encontraron por un camino y entonces le preguntaron:  ¿Podemos hacer cambiar ese futuro con un nuevo presente? ÉL les contestó: Tu reflexión te ha salvado porque has visto la luz de la Verdad; que el Amor y la Caridad,  la mayor riqueza y el tesoro más grande que el hombre busca ;y no lo sabe hasta que es demasiado tarde.