Sucedió porque tenía que ser y apareció cuando todo me parecía perdido. Nada me importaba y no le encontraba sentido a mi vida, pero qué verdad es que el amor todo lo puede. Ella era mi sueño hecho realidad, era toda un ángel con el mismo aspecto que había visto en mi soñar despierta, aunque en la relación de una pareja nada es fácil.
El amor trae alegría, tristeza, llanto, desacuerdos y algunas peleas, pero todo se supera si se puede dialogar, porque no es nada fácil hacerlo si no se sabe escuchar y si no te pones en el lugar de la otra persona.
Por mi parte, ahora estoy algo mejor conmigo misma pues mi autoestima se había ido por los suelos, pero las palabras de mi mujer me ayudan, aunque a veces me cueste un poco levantar cabeza. Cada vez que voy a una revisión me hacen el regalo de que algo nuevo aparece, pero pienso que mientras lo pueda contar tengo motivos para dar gracias a Dios.
No quiero ni pensar en si Dios se llevara a mi mujer, pues ya no puedo vivir sin ella y me iría apagando poco a poco, pero si no me amara tendría fuerzas para soportarlo y llevar en el más profundo silencio mi dolor, hasta que la pena me apagara como el agua apaga el fuego.
Con la ola de calor no salimos de casa, pero en septiembre nos iremos a la playa con nuestros pequeños y estaremos con la familia y es que en la Rosa de los vientos se descansa de maravilla.
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