Una tormenta negra, con truenos, relámpagos y rayos me persigue cada día; la soledad y los recuerdos que me invaden, cuando se me pasa el efecto de la medicina, me dejan empapada de tanto llorar, pues lo que vivo aquí, es una riada que estalla en mi interior y ha roto en millones de pedazos todo mi ser; no quiero seguir con esta tortura que me mata cada vez sin darme cuenta, me resulta penoso salir a la calle y cuando lo hago, apenas hablo porque se me traba la lengua y parezco una tonta, aunque soy consciente, pero voy aislada de todo y ya me cuesta hasta saludar. Se que tengo que aguantar un poco, pero me gustaría que fuera mañana cuando tuviera que partir, para no mirar hacia atrás y que me sangre el corazón y el alma. Quien ama de verdad, no puede superar la tortura a la que me sometieron, sin motivos ni razón, estoy muy dañada, demasiado, como para olvidar las barbaridades que me han hecho, quizá no lo consiga nunca, pero desde luego aquí, me resulta imposible olvidar todo el amor que dí y a cambio las agresiones que he recibido con tanto ensañamiento por quedarme inservible, para quien se cree doña perfección y desde luego que lo es, es perfecta en maldad y sabiduría cruel, para conocer bien, sacar lo que puede y luego utilizar su agresividad neurótica, para deshacerse de quien solo fue un objeto a utilizar. Jamás olvidaré a la peor persona, que he conocido a lo largo de mi existencia, pues los tratos que me dio, ni un cerdo se los merece y lo que mandó que me hicieran de agredirme físicamente y en todos los aspectos, ha quedado grabado en mi cerebro, de forma que parece que tengo una bomba de relojería a punto de estallar.
No penséis que exagero, pues me quedo corta a la premeditación de todo lo que me ha tocado pasar, por culpa de una experta vividora, que me hizo creer con mucha inteligencia lo contrario a lo que es en realidad. Una experiencia con una marca muy grande, que me tendrá esperando con impaciencia el momento de recoger mis pequeños y mi ligero equipaje, para iniciar rumbo hacia lo desconocido, pero lo peor de todo es que va de víctima y sabiendo la verdad, porque había una luna que tuvo lejos y pasó de ella, ahora resulta que fui yo la que la dejó, cuando jamás lo hubiera hecho, pero se valió de los malos tratos, para tirarme y guardar su reputación, aunque al final todo se sabe a través de los profesionales pertinentes, que son los que llevan su toga negra.
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