LA PUERTA

No soporto la soledad, no quiero vivir así, la desprecio con todas mis fuerzas y todos los días son iguales sin nadie a quien amar y hacer feliz.

Quiero decir te amo, te quiero, eres mi cielo, mi vida entera, quiero besarla, mirarla, abrazarla y al acariciarla, sentir que las dos nos amamos y que somos la cadena indestructible del amor verdadero.

Me niego a perder los años que me queden, sin esperanza alguna, quizá Erica tiene razón y existe esa mujer especial que me robe el corazón.

Me han destruido, han salido ganando, pero mi turno llegará y se verá la verdad, pues me tendieron una trampa y caí como una tonta.

No digo mi secreto, nunca lo diré, pues cuando llegue el momento se sabrá y podré ver la luz de la justicia, que me hará sentir en paz.

A veces pienso que recibiré mi recompensa y otras la gran pena y el sufrimiento de una tremenda canallada, que no tiene calificativos, pero todo pasará y podré salir de este calvario que llevo,  pues no se me va tan fácilmente.

Quiero obedecer y hacer lo que me dicen mis profesionales y tu también, pienso irme por Albacete y conocer gente de mi edad más o menos, personas adultas y maduras que sepan lo que quieren, que sean estables, profundas, sensibles, románticas, que sean sinceras, que no tengan cargas familiares y ser feliz como me merezco.

El pasado, pasado está, quien me ha hecho de todo, tiene la satisfacción de haber triunfado sin haber hecho nada, solo con las mentiras de un hermano, pero la vida da muchas vueltas y la cobardía se puede convertir en llantos.

Erica me haces soñar que pueda en el futuro haber alguien que se enamore de mi, aunque esté en silla de ruedas, pero cuando me veo me da la sensación, que no existen mujeres que se fijen en una minusválida, por mi parte cuando ande un poco mejor de dinero intentaré marcarme una distracción yendo a la capital e intentar conocer gente, pues aquí no hay nadie de mi edad.