EL MAR

No se si os habré contado que me llamo Carmen, porque nací en la Calle del Mar a muy pocos metros de él, como sabéis la patrona de los marineros es la Virgen del Carmen y este es el motivo por el que me llamo así.

Siempre me llamó la atención la grandiosa inmensidad de agua que rodea mi tierra, unas playas preciosas a las que llegan visitantes de otras comunidades, porque no gozan de esta maravilla.

Cuando era pequeña tuve la mala suerte de que casi me ahogo y desde entonces no he ido nunca a bañarme, después era también porque me daba vergüenza ponerme en bañador por lo tímida que era. Sin embargo me encantaba y siempre me ha entusiasmado el olor que desprende y la paz que se siente, cuando paseas por la orilla y lo miras cuando no hay mucha gente y te pones a pensar.

Me preguntaba continuamente ¿cuántas cosas habrán debajo y cuanta vida que desconocemos? mi respuesta era: Que habría mucha vida y restos de barcos, humanos desaparecidos en su fondo y tesoros ocultos.

En realidad los que tienen la suerte de verlo en la práctica son los buceadores, que tienen el privilegio de saber estar por esas profundidades y admirar lo que los demás no vemos. Solamente nos dedicamos a comer lo que los pescadores nos traen a tierra, para llevárnoslo a nuestras bocas.

Las ballenas por ejemplo están siendo asesinadas y son una preciosidad, otros animalitos como los pingüinos también, especies que por culpa del hombre acabarán extinguiéndose si no se hace algo para evitarlo.

El mar lo puede todo, es dueño de rebotarse y acabar con lo que quiera, si se cabrea es con toda la razón, porque le echan hasta porquerías contaminantes que trae consecuencias dañinas.

El mar es una obra maestra de Dios, está lleno de vida marina, diferentes animales que viven de sus profundidades y de los rincones vegetales que hay detrás de sus rocas.

En general solamente los buceadores son conscientes de lo que hay por ahí abajo y su trabajo cuando tienen que rescatar a seres humanos, que han fallecido cayendo de un barco, es una labor digna de muchos aplausos por saber adentrarse en una profundidad tan respetuosa como es el mar.

¡Ojala todos pudiéramos disfrutar de semejante paisaje!