Ayer por la mañana, nos llamaron para ir a por las cenizas de nuestro Kimba, que nos llegó con el certificado de fallecimiento y la acreditación de que eran sus cenizas, puestas en una caja con su nombre. Cuando las tuvimos en nuestras manos nos brotaron las lágrimas del dolor, pero con la tranquilidad de que lo tubo todo por parte de sus mamis y de que sigue con nosotras, para el resto de nuestros días.
Ahora, el que nos preocupa es Chico, pues está triste, aunque le hayamos dado una hermanita cachorra y es que echa de menos a su hermano con el que se sentía más importante y seguro, pero con la pequeñita no le gusta jugar, aunque nos ha dicho la veterinaria que le hará mucho bien a la larga, porque necesita olvidar y ella conseguirá que eso ocurra.
En este fin de semana, nos vamos si Dios quiere con el coche nuevo a pasar el día fuera y salir de la poca distracción que tenemos aquí y que acompañado del frío es espantoso. Comeremos en la playa y por lo menos disfrutaremos de una temperatura distinta, que siempre es más elevada que en este lugar de viento constante, que te quita las ganas de todo.
Nuestra casa, está quedando preciosa con la nueva renovación y es muy acogedora, caliente en invierno y fresquita en verano y con los nuevos colores está quedando muy bonita.
Cada día estamos más contentas por las cosas que compartimos y porque nos queremos cada día más, incluso nos reímos mucho cuando nos vamos por ahí, porque nos hace gracia cualquier cosa que vemos. Las dos coincidimos en el gusto por la playa y tomar aperitivos, fumamos y nada es solo de una, no tenemos normas y solo existe un nuestro en todo, compramos lo que nos gusta y no tenemos horarios establecidos para nada y esa sensación de libertad nos une cada vez más, pues vamos juntas a todas partes y no podemos estar separadas, pues cuando ella hace cosas en la casa, yo estoy descansando y aprovecho para escribir en mi blog.
Kimba ya vuelve a estar en casa y aunque no lo veamos, sabemos que está aquí y que descansa en paz como se merece un ángel del cielo, porque era realmente un ángel, que se ponía triste con mis penas y se alegraba cuando podía sonreírle.
Hay momentos que son muy emotivos cuando alguien a quien queremos tanto se nos va, y aunque hay personas que no comprendan que se quiera a una mascota como a un ser querido, hay que pasar por ello para comprenderlo y yo os entiendo perfectamente.
ResponderEliminarBesitos!! y un abrazo inmenso con todo mi cariño.
Querida FG:Gracias por tu comprensión y tus palabras de apoyo, pues la tristeza es inmensa cuando veo su baulito con las cenizas y no paro de hablarle, pero siempre estará con nosotras. Un abrazo
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