LA MUJER DE LA ALEGRÍA, DESCENDIENTE DE UNA MALA FAMILIA

Era de apariencia una mujer, pero estaba trastornada y con un cerebro lleno de penes, que ocupaban su único pensamiento. Su sublime obsesión era pillar a un tonto que la mantuviera y le hiciera un hijo, pero cada uno que iba recibiendo en aquella habitación, le hacía lo que quería y salía corriendo. Era una cualquiera sin cobrar, que siempre reía como las locas y no entendía de otra cosa, que no fuera de hombres para acostarse con ellos intentando que colara alguno en sus planes, pero eran demasiado inteligentes y no se dejaban engañar. Sus hambres eran tan grandes, que una vecina de su barrio la pilló una noche rozándose con un perro, porque era famosa por su grave enfermedad, de vaga y de querer vivir a costa de quien fuera.  La llamaban la loca ninfómana y era muy conocida por sus continuas aventuras, que le contagiaron hongos en sus partes íntimas y los acabó recogiendo el protagonista acomplejado, que no podía conquistar a ninguna y ésta le volvió loco de la cabeza llevándosela con él. Fue recogiendo todo lo que ella le pasó, pero al final se pudieron curar y le hizo lo que tanto anhelaba, un hijo, un niño aparentemente normal, pero que llevaba la herencia en su interior de ser en el futuro un total espíritu invisible para la sociedad, porque no se le vería. El niño, no tenía la culpa de haber nacido de un vientre diabólico y de que la enfermedad de su madre fuera horrible y peligrosa, pues en realidad no se había comprobado de quien podría ser ese descendiente, por eso, el Señor todo Misericordioso decidió rescatarlo a tiempo y se lo llevó con Él, para evitar que se convirtiera en un degenerado como lo eran sus atrofiados y perversos padres, que no sabían ni lo que significaba la palabra moralidad y Amor. Al parecer toda la familia era igual, solamente había una persona, que pasaba del sexo y tenía al marido a pan y agua, pero el resto, eran unos trastornados calculadores, que la codicia por el dinero era otro de sus pecados y los llevaba de cabeza, así que cuidaban de la fuente, que les daba los billetes y pensaban que los demás eran ladrones de sus mismas condiciones, un atajo de bandidos, que solo sabían insultar, aullar, falsear ante ellos mismos y sin ningún tipo de cultura, respeto ni educación, unos salvajes incivilizados, que no daban nada de si mismos, porque estaban llenos de estiércol y por cerebro tenían serrín....