ELEVA TUS OJOS A DIOS Y SUPLICA COMPASIÓN

Eres una persona desgraciada, tu pobreza de espíritu no te deja comer del pan divino, la soledad te corroe, tus manos no pueden hacer lo que te gusta, te aislas en la selva de tu profundidad y aunque te ves como eres, no te aceptas con humildad y rechazas la verdad.

Miras las estrellas y no ves nada, contemplas tu lecho y abrazas a la almohada, pues el pecado te persigue y te desorienta hacia la ruina de tu alma.

En el decir de tu boca, pues no sale de tu corazón, escupes las mentiras y matas con la traición, por eso, llevaste a Jesucristo a la cruz y gritabas sin parar ¡crucificarlo!, crucificarlo!, lo mirabas de reojo y te sonreías cínicamente, pues te pusiste el cartel de inocente y en la mano, las piedras escondías y también los cuchillos. Lo negaste todo ante su presencia, todo lo que le azotaste y le hiciste sangrar de dolor, pero su Padre del cielo, desató la tormenta más negra y la factura te llegó, tirándote por el abismo de la burla y de la prepotencia. No supiste ni pudiste amar, porque la avaricia, la envidia, el egoísmo y la maldad, te hizo venderlo por treinta monedas, hasta matarlo sin piedad. Jamás tocarás a un ser humano adulto, cuya inocencia sea como la de un niño, pues nada te llenará lo suficiente, porque te perseguirá la conciencia tarde o temprano y no descansará tu mente. Jesucristo es amor, Él te lo dio todo, su vida puso en tus manos y lo llevaste ante el pueblo y a la presencia de Poncio Pilatos, ya no sabías lo que hacer para torturarlo cada vez más y te metiste con su madre, a la que llamaban María; dejaste que la escupieran, que la llamaran de todo, cuando su moral y su alma eran intachables, pero......¿te acuerdas de quien eres?,.... por si no lo sabes, eres JUDAS, JUDAS, JUDAS, el que se echó al fuego, porque encima era un cobarde....