Soy lesbiana desde que nací, pero creía que era la única en el mundo y me sentía un monstruo; me casé con 22 años, para ser normal, con el único hombre que he estado; tenía que pertenecer a la sociedad de antes y desconocía que hubieran más como yo. No sabía lo que hacer, para huir del que era mi marido y sufría como nadie se pueda imaginar, pero tuve una hija y me la robaron cuando ya no podía soportarlo más. Me dediqué a estudiar, a trabajar y a cuidar de mi madre y de mi hermana, ya fallecidas; jamás he pisado el mundillo del lesbianismo, pues cuando supe que eran muchas las que existían, me daba cuenta de que mi sentir y mi pensar eran diferentes completamente. Todas con las que chateaba, eran hablando como los machos, habían tenido cantidad de parejas, querían sexo, a veces eran hombres morbosos o te mentían diciéndote lo que querías escuchar y descubrí que esas mujeres, no me gustaban nada. No eran mujeres con el concepto que yo les daba por ser mujeres, pues muchas ni eran femeninas y las que lo eran de boquilla, les gustaba más un........que las pipas.
Estoy segura de que habrán iguales o similares a mi, si es que queda alguna libre milagrosamente, pero me quedé muerta, pensando que mi corazón y mi mente no eran normales, comparados a las auténticas lesbianas, que se enamoran y se desenamoran con la misma facilidad que se cambian de bragas.
Soñando, me pasaban los años y me mantenía con mis valores morales intachables, para entregárselos a la mujer que apareciera en mi existencia, para toda la eternidad y fui condenada a los 49 años, por la más horrible de fea, pero que me engañó, haciéndome creer que tenía un interior precioso y era mi alma gemela. A ella, le entregué todo lo que llevaba en mis sagradas entrañas y todo mi ser, me enamoré locamente por primera vez, pero mi inocencia no me dejó ver, que era una serpiente venenosa, que no era femenina y solo utilizaba palabras escritas, que después no hacía realidad, porque era una embustera crónica y una calculadora perfecta, para utilizarme y sin poner nada. Cuando ya no soportaba a quien consideraba inservible, se había buscado a otra y utilizó los malos tratos, para hacerme tomar a mi, la decisión de dejarla, pero al disculparla, creyendo que era por su madre, al final me puso en la calle, para que pudiera entrar su joven rollo, que desapareció del mapa, porque no la quería ni para eso y la dejó sin despedirse y nadie sabe lo lejos que se fue, pero como excusa, le dijo que yo la llamaba y ni tan siquiera sabía nada de ella, más que lo que se le pilla a una mentirosa, antes que a una coja.
Ahora, estoy muy mal por dentro, aunque por fuera no lo aparente, todo lo que me hacen, me pasa factura, pero pase lo que pase, tendré vida suficiente, para ver llorar a los culpables, que me empeoraron y lo han hecho salvajemente, hasta el punto, de que estoy con más medicación y duermo más que vivo.
No me considero una lesbiana igual a la gran mayoría, soy distinta gracias a Dios, pues valoro mucho mi cuerpo, tengo unos regalos espirituales muy fuertes y eso que no voy a misa, pero mis principios y mi profundidad de mujer sensible, dulce, noble, que actúa con hechos, con palabras romántica, del amor verdadero que llevo en mi corazón y sobre todo, demostrarlo olvidándome de mi misma, fue el error más grande que cometí, porque me consideraron una porquería a la que había que martirizar y escupir con un veneno mortal, que me ha dejado sepultada, entre llantos y pesadillas, de tan fuerte como me golpearon, sin poder defenderme. Fui condenada por adelantado, gracias a todo lo que fue diciendo en este pueblo y a lo que me quitó; me pusieron de enajenada mental y de todos los apodos más crueles, se burlaban y me marginaron, me menospreciaron y me colgaron el cartel de ser lo peor, pero ahora, lucha mi abogada por unos derechos, que me corresponden y que me arrebataron de todas las formas habidas y por haber, por considerarme loca, la forastera y creer en una violenta y agresiva persona por ser de aquí. Los allegados que se ensañaron brutalmente, cuyos delitos no son faltas y me acusaron de monstruosiades, me hacen gritar justicia, por todo lo que me han arrebatado, que ha sido mucho y con mala fe, y sin embargo, mi denuncia la han querido archivar, pues debo ser alguien a quien quieren discriminar, pues entre ellos se tapan al ser de aquí y me negaron un derecho a la igualdad ante la justicia, por algún motivo en especial, ignorando mis denuncias sin hacer nada o por simple comodidad. No pasa nada, todos somos humanos, por eso sigo teniendo fe ciega en que la verdad triunfará y se celebrará mi juicio por delitos y no como una simple falta. Me llevé una gran decepción, cuando a ella enseguida le dieron salida a lo más absurdo, que tuve que leer y me condenaron por el falso testimonio de un hermano y una prima invisible, pero sin embargo conmigo, ni me atendían como a una persona y me lo archivaban todo, cuando siendo grave lo que denunciaba, ni me hacían caso, por eso me daba miedo ir a ese juzgado; alguien estaba interfiriendo y soy consciente de quien es, pue lo llenó de barbaridades contra mi persona y me convertí en su obsesión, hasta que la juez titular, en la que confío en la sabiduría que tiene, junto al fiscal, declaren delito todo lo que me hacen hecho pasar, me han seguido haciendo y que me hace salir lo justo y regresar a mi casa, en donde más segura me siento.
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