Nunca me he engañado a mi misma, por eso siempre he ido con mi verdad por delante, y no puedo mentir, soy de las que prefieren una verdad cruel a cien mentiras piadosas, que después cuando acabas conociendo la realidad, te llevan al hundimiento total. La canalla de la pueblerina que hay aquí, en su día cuando llevábamos poco tiempo, le supliqué que ante sus desconciertos de desconfianza, de no tener claro si me amaba, de recelos materialistas y creyendo que era de su condición, porque ella no era de fiar y es una cruel calculadora, manipuladora y egoísta, que conserva cuando necesita cubrir una necesidad, los sentimientos ajenos sin miramientos ni escrúpulos de ninguna clase, le supliqué que no me hiciera daño y que no me dejara perder el tiempo, dejando mi vida en la carretera, y convenciéndome de comprar un coche nuevo, para llevarla a ver a su hija y a todos, a donde les daba la gana, entonces no me dejó marchar y me prometía entre abrazos, que jamás me abandonaría, porque era su vida entera y su media naranja, la mujer de sus sueños y para siempre, solo palabras gratuitas de papel y llenas de falsedad, porque tenía que convencerme y quedarme, para darle servicio y sacarme lo que quiso, por eso en la enfermedad y sin vehículo, con una que le voló y nunca volverá, porque no le gustó para nada, solo para el rollo morboso y borrarse del mapa, me profirió malos tratos con agresiones verbales y físicas, negándome una calidad de vida como si fuera una porquería. Aún recuerdo un mensaje de los muchísimos que me enviaron, que se burlaban de mi, no creyendo cuando avisaba de que ya no podía soportar tanto ensañamiento brutal, y me ridiculizaban con la justicia, porque explicaba que había sido atendida y se meaban humillándome con insultos, ahora ya saben que es verdad y cuando tengan delante a todo un representante de aplicar la ley, vestido de negro y en un procedimiento penal, veremos lo mucho que se guasean de su señoría, cuando se condenen a los culpables de haber empeorado mi salud. No hay dinero en el mundo que cubra el daño irreparable que me han hecho, han destrozado todo mi ser de forma ruin, vil y recreándose en matarme cada día, pero solo con el silencio, se que ahora saben que se enfrentarán a la verdad y no habrán enchufes, con quienes son imparciales y escucharán las confesiones con pruebas, de todo lo que me han robado y que tan sagrado ha sido para mi. Un juicio de faltas, que no tuvo sentido y estuvo basado en perjurios, no impone nada, comparado con uno que se lleve como delito, pero eso ya lo experimentarán los que espero ver sentados en el banquillo. Recuerdo en su juicio cuando le preguntaban si pedía indemnización, me pareció algo tan increíble, que para ir de buena, como sabe que no tengo nada dijo que no, pero yo pienso ¿También me harán a mi esa pregunta?, el dinero no es lo màs importante, pues hay cosas que no tienen precio; no he reparado en contratar a la mejor abogada en esta especialidad, para que consiga que limpien toda mi honra, mi derecho a la intimidad, mi propia imagen, los malos tratos sin pensar en mi indefensión, la agresión física y todas las amenazas que recibí, las calumnias, las difamaciones y las salvajes acusaciones que me han hecho. Espero con fe plena y esperanza, que ese juicio lo ganaré, porque aparte estará el Señor iluminando el discernimiento del juez o la jueza, para que aplique el código penal tal y como redacta todo lo dicho anteriormente como delitos, con la mala fe y el conocimiento de causa de las barbaridades con las que me han estado torturando, a sabiendas de mi estado y de que todo era inventado por mentes pervertidas.
Cuando me vaya de aquí, lo haré inmediatamente, pero cuando salga mi sentencia y sean declarados culpables, mi nombre y el de mi madre quedarán limpios como la pureza de una flor blanca; soy una mujer buena como pocas quedan, que se olvidò de si misma, para darlo todo sin medidas y sin barreras, solo miraba por ella y con total inocencia, le puse mi vida en sus manos, porque amé profundamente y con nobleza, sinceridad y una confianza sin límites, a la que han dejado sin ganas de vivir y con el único deseo de salir de este horrible infierno, en donde excepto unos poquitos, los demás me miran y hablan a mis espaldas, dándome de lado como si fuera la peor delicuente que pueda existir, incluso madres que prohiben a sus niños que se me acerquen como si fuera un monstruo. Cuando entréis a leerme vosotros, recordar lo que una vez os dije, soy noble y os supliqué, pero aún era peor, por eso el que advierte como yo, nunca puede ser un traidor, ni presume de lo que carece.
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