Cada día que pasa, se me convierte en un año, el esfuerzo de aparentar alegría, para que la gente no se ría de mi sufrimiento, me derrota y tengo agonía de verme aquí, sin encontrar ningún aliciente, que me haga aguantar sin esta ansiedad que me destruye y me refugio en mi casa con ganas de llorar. No lo soporto y quiero marcharme, necesito salir de este lugar, pues me ahoga la pena que llevo en todo mi ser y el dolor que me produce, me mata lentamente y no me apetece nada. Quisiera correr, correr sin parar, huyendo del pasado, un pasado que no puedo superar, pues me han dejado rota en millones de pedazos y estando aquí, me persigue sin parar.
Ya no me importa ni que me vean así o asá, odio este lugar, no por el pueblo, es mucha gente hipócrita la que hay y eso no va conmigo, por eso en una capital todo es distinto, no se nota tanto porque cada cual va a la suya y las posibilidades de relacionarme con gente de mi edad y mis condiciones, son más grandes y reales.
Salgo como una máquina programada a tomar el sol, siempre las mismas calles, las mismas caras, los mismos recuerdos que me hacen morir pensando, y sin encontrar una respuesta a tanta maldad y tanto daño, solo por haber enfermado y ya no interesar, pues me tiraron al pozo de la oscuridad, por una ilusión pasajera con la que me traicionaron, creyendo que habían encontrado de nuevo a la mujer de sus sueños, pero sin ser correspondida, que se marchó muy lejos para no volver, porque nunca le dijeron un te quiero, ni somos amigas. Quiero irme amigos, irme de verdad, no puedo con tanta medicación, me vence a pesar de todo la depresión tan grave a la que me han llevado, no quiero este cielo, que para mi es una tormenta continua, no quiero nada, ni tan siquiera me apetece ver a nadie y me rodean sin ganas algunas amigas. Quiero salir de esta cárcel de castigo inhumano y cruel y que Dios me regale un poco de felicidad, antes de fallecer, pues he nacido para amar, ser correspondida y hacerlo para siempre, unida a la mujer que me enamore y darle todo de mi ser porque me valore, y ella también me lo de, porque el amor tiene que ser correspondido y es cosa de dos, no de una sola, pues de lo contrario la otra parte ni sabe recibir, ni sabe dar y se acomoda, hasta que llega una situación como la mía, y descubres que no hubo nada, tan solo utilización, malas costumbres, agresividad, prepotencia, falsedad, traiciones y miradas que lo dicen todo, porque ni tan siquiera tienen sentimientos y son felices en el lugar en que se han criado, por muy solas que estén, y vivan como ermitañas, aullando en las noches de luna llena, como lobas en celo, deseando tener a alguien en la cama, para entregarse sin necesidad de sentir nada y después desaparecer, como un pájaro que inicia de nuevo su vuelo.
¡QUIERO IRME Y SER UN POCO FELIZ!
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