LOS DOLORES

Desde que me caí el otro día un buen trompazo, me siento bastante mal, porque los dolores que tengo son fuertes, aunque me ayudan algo los calmantes. Apenas salgo un poco y regreso a mi casa con mis pequeños. Cada día me canso más de tener que ir vigilando, para no encontrarme con el cáncer que mata callando, pues a veces no me doy cuenta, ya que voy con mucho tratamiento encima y me agobio de tanto control, para que no me lleve otra vez al paredón de la tortura.

Cuando estoy con ayuda se me levanta la moral, pero después me hundo y voy a lugares apartados en donde estoy sola y como algo de fruta, pues hace mucho tiempo que perdí el apetito de tanto llorar y sufrir la agonía persecutoria del infierno vivido y que sigue con las habladurías de esa señora y de la dueña de donde habitaba antes, que se pasan el tiempo poniéndome verde.

A las seis y media o siete viene mi auxiliar y ya me deja lista, me duermo y mañana viajo a Albacete a recoger un documento importante al hospital.

Mi pena y mi atontamiento me tienen agotada y solo quiero descansar, pero no pueden quitarme nada, porque las pesadillas son espantosas y parece que me muero de todo lo que siento en mi interior y que me pone en un estado de ansiedad y de pánico, que no puedo soportar. Menos mal que no me rompí nada, pero me quedé amargada, sin ganas de levantarme, destemplada y aquí bien tapada me siento mejor sin pensar en el futuro, porque ese solo lo conoce Dios. Yo no creo en las casualidades en cuanto a mi respecta; todo ha sido para conocer algo, el dolor de Jesús cuando lo crucificaron siendo inocente y la mayoría eran hasta amigos, que le escupían e insultaban, mientras Él agonizaba.

El día 7 viene cinco días mi amigo del alma, para estar conmigo y pintarme la fachada, bañar a mis pequeños, arreglarme ya solo unas cosas y salir a dar un paseo, estoy deseando de verlo, pues nos queremos mucho y no hay un solo día en el que no me llame y también una amiga, que vendrá este verano a verme si no pasa nada, ellos son lo que se dice de verdad amigos, un tesoro que hay que conservar como cuando sientes el amor verdadero, pero en este caso aún más y sobre todo si eres correspondido, porque de lo contrario no tienes nada y a la hora de que te lo tengan que demostrar, es cuando se te cae la venda de los ojos y te tiran por la ventana hacia el abismo de la muerte con todo premeditado.

Mucha gente cuando ha tenido varias relaciones que no les duran nada, acaban diciendo que ya no quieren volver a amar, pero en realidad es que son tan horribles por dentro y por fuera y a veces tan mayores, que no van a encontrar a nadie y se consuelan la autoestima de esa manera, por no reconocer la verdad, de que no tienen nada en su interior y son inestables, egoístas, no quieren complicaciones y solo buscan el placer, al que llaman amor, pero no son capaces de retener a nadie, porque no valen nada como personas, están llenas de malicia y las expertas lo ven enseguida, para dar por finalizado el juego del amor y desaparecer sin querer volver de nuevo, porque así lo consideran ellas.

Espero pasar un día diferente y olvidarme de todo, darme unas vueltas y volver por la tarde con mi autobús.

Lo único que me sale de lo más profundo de mi ser, porque ha sido lo nunca imaginado, es que maldita la hora en que alguien me abrió aquella ventana para abusar de mi sin piedad y quitarme lo que no era de ella, aparte de un ensañamiento y unas brutalidades impropias de quien es humano, por lo tanto se puede decir que ni tan siquiera las feas tienen profundidad, solo la utilizan teatreramente para engañar a una presa ingenua y después destruirla, porque ya no le interesa para ser utilizada, pues no puede hacerlo al no haber sentido nada y vivir con calumnias inventadas; por supuesto que no son todas, pero en este caso me tenía que tocar a mi la peor.