Antes de que me anestesiaran, para no recordar cada brutalidad recibida, los ensañamiento vividos, hablados, escritos, la crueldad, la traición, el robo, la maldad, las amenazas, las calumnias, la difamación y el acoso, para hacerme abandonar este pueblo, tenía momentos en mi soledad en los que deseaba que la persona que me violaba psicológicamente y su jefa, que era consciente ayudando, reventaran en mil pedazos y que sus carnes las devoraran las ratas de cloaca, pero luego me arrepentía y cuando mi doctora me aconsejó que denunciara y me dio tanta medicación, empecé a dormir y a no tener las pesadillas más espantosas de mi vida. Rezaba cada día para que mi corazón no albergara al maligno y Dios me escuchó, para acabar dejándolo en manos de la justicia.
No os deseo a nadie todo lo que me han hecho pasar y si ahora no me dejan comentarios, es porque he puesto la opción de que solo puedan hacerlo, los suscriptores o los que se identifiquen.
Alguna vez nos cruzamos y el otro día me dieron arcadas para vomitar, cuando de repente me la tropecé, de pensar en como me engañó y que al no poder aguantar una relación cuando ya no le interesa por cualquier motivo, es capaz de todo sin entrañas y con una maldad premeditada, a la que no puedo poner ni calificativos.
El otro día me paró un gran conocido y me decía él mismo, que no me tenían en condiciones y que había cambiado mucho por fuera y que debía dar las gracias por ya no estar con ella, pues hubiera acabado empeorando de forma alarmante o incluso suicidándome, por todos los complejos que me ponían, aparte de todo lo demás.
Es mucha la gente que me para y me lo dice, pues en este pueblo todo se sabe, así como la serpiente de siete cabezas que es más mala que la peste y como no hace nada en sus casa, se dedica a matar despotricando con mucha malicia y queriendo hacer daño.
Reconozco que vivo en la peor calle, porque hay una bacteria que contagia a las demás y quisiera verme muerta, por eso me gustaría marcharme enseguida, pero tengo que esperar y aguantarme aquí de momento.
Nunca mintáis, pues la verdad nos hace libres y nos da la opción de contestar si o no y a eso se le llama honestidad sincera.
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