EL DEFORMADO LUJURIOSO

En el año 1875 en una ciudad Londinense nació en una familia misteriosa un niño deformado, que fue criado como un animal sin amor alguno y solo se le enseñó a caminar como los borrachos y a vivir con el dinero que le sacaba a todos los que le rodeaban.

Le llamaban el deformado lujurioso, porque se pasaba la vida hablando de porquerías y de presumir que se ponía contento con quien fuera.

Nadie lo llevó al colegio y no sabía escribir ni apenas leer y lo casaron con una deformada igual a él, pues las dos familias eran tenebrosas y vivían solo de obsesiones malignas.

El deformado lujurioso era feo y le daba por hacer el mal, se pasaba el tiempo viendo la televisión y al final metió a su peluda esposa en una casa de prostitutas, para que se ganara la vida.

Al deformado le daba igual lo que hiciera en tal de tenerla ocupada, pues había llegado un momento en que no podía aguantarla, viéndola saltar.

Los dos eran felices, pues se entendían muy bien desde que ella trabajaba, así por las noches le contaba con todo detalle lo bien que se lo pasaba. Al deformado se le caía la baba de gusto al escucharla y luego se reía a carcajadas, porque le enloquecía aquel ser, parecida a una gorila peluda, que siempre estaba en celo.

Un día iban paseando los dos por el bosque y al deformado le cayó un árbol encima, pero en vez de sangrar le salía un líquido negro del cerebro igual al carbón.

La gorila peluda como no sabía hablar empezó a dar saltos de alegría y cuando se marchaba corriendo a dar la noticia, otro árbol de igual tamaño la aplastaba dejándola sin aquella risa sarcástica, pero gritando como una loca ¡socorro, socorro, socorro!, nadie acudió a su encuentro y acabó muriendo rodeada de ratas que se la iban comiendo poco a poco.