Dice la biblia, que no hay que darle perlas a los cerdos, pues ellos se revuelcan entre la porquería, huelen fatal y les gusta ser felices restregándose en ella, por eso si les echas perlas las hundirán entre el barro y la basura y les acabarán quitando la belleza que poseían sin saber ni lo que eran.
En los seres humanos pasa lo mismo, hay quienes son puercos con sus acciones y tienen los corazones podridos de basura, por eso no pueden tolerar ni apreciar lo que es una perla brillante que reluce con su profundidad, su confianza, su moral, su honradez, su desprendimiento, su lealtad, su fidelidad y sobre todo por el corazón de amor que posee y que entrega de verdad y con el del bueno.
Esta clase de cerdos o marranos no sirven ni para sacarles buenos jamones, pues están enfermos de maldad y acabarían contagiando a los demás, pues no tienen ascos para revolcarse con cualquiera, no pueden tener conciencia porque el estiércol es lo que poseen de sentimientos y se revuelcan entre el barro de la felicidad que sienten, haciendo todo el mal que pueden.
Estos animales cochinos ni tan siquiera tienen buena presencia, pero se creen perfectos, son egoístas a rabiar, quieren dinero por encima de todo a costa de los demás, solo se quieren a si mismos y juzgan de sus pecados al prójimo, para justificar sus acciones guarras y sin escrúpulos. Les sacan faltas a todos, pero no se ven las suyas porque llegan a autoconvencerse de que todo lo hacen bien y son los mejores. Tienen doble cara y utilizan según la ocasión una u otra y no dicen nunca la verdad, solamente lo que les conviene, son dominantes y nada sociables, pues se creen que así ocultarán mejor lo que llaman reputación, son traidores y apuñalan cuando ya no te pueden utilizar y son capaces de todo en tal de salir airosos de la falsedad en la que viven, pero que todos saben y han visto.
Son inteligentes para aprovecharse de los ingenuos y lo están pasando mal, pues lo planean todo para robarles lo que tienen, conscientes de que no se pueden defender y violan sus intimidades, así les escupen el veneno de las palizas con amenazas y no pueden gritar socorro, viven en sus charcas y se convencen de que no los cogerán, gozando de la destrucción que realizan a cualquier nivel sin miedo a nada, pues ni tan siquiera respetan a los vigilantes de aplicar las leyes, convencidos de que serán siempre los ganadores, por vivir en el mismo corral.
Tienen la mirada oscura y la cara de altivez, para disimular que si son observados por sus hechos, demostrar que no les importa ni lo más mínimo, pues están apoyados por los mismos cerdos que llevan su sangre y que son una plaga.
MUY BONITO JAJAJA ME GUSTA ESTA HISTORIA.UN BESITO CARMEN.
ResponderEliminarROMI.
Amiga Romi no me olvido de ti y por eso te pido disculpas por no poder sacar fuerzas para hablar por el messenguer un poco. No me encuentro nada bien y llevo sin salir de casa por las tardes, porque no tengo fuerzas y estoy excesivamente agotada de tanto dolor y de tanto daño. Las pastillas me dejan muy atontada y poco a poco aun escribo lo que me sale del alma y que son realidades del mundo actual, aunque hay excepciones.
ResponderEliminarUn beso amiga