Al igual que hace unos días hablaba de los empresarios, hoy quiero hacer referencia a esos típicos trabajadores, que también existen en la realidad y que si son despedidos, no es por falta de motivos.
No hace falta nombrar una profesión en concreto, porque excepto los funcionarios del Estado, los demás quedan expuestos al despido libre.
Como son muchos los años trabajados, he visto de todo, pero me voy a basar en el último que estuve y del que ya no soy empleada, porque como ya os he contado, mi relación laboral ha quedado extinguida y finiquitada por pasar a ser pensionista.
Durante los años que permanecí al servicio de dicha entidad, vi a los que trabajábamos de verdad para conseguir llegar a los objetivos, a los que se escaqueaban, a los que sin tener nada cogían sus bajas y a los que después de sus juergas pasaban de ir al trabajo.
No solamente en mi labor de teleoperadora, sino en cualquier profesión, existen los mismos personajes y por culpa de estos elementos, los demás tienen que cumplir con mayor esfuerzo.
Ahora sin ir más lejos, con la nueva reforma laboral y el cambio de jefe en el que era mi lugar de trabajo, se han despedido a bastantes agentes, pero ninguno ha protestado, no lo han hecho porque se lo merecían y encima se han ido con sus buenas cantidades de dinero.
Actualmente la crisis ha provocado el miedo general y no tienen más remedio que aguantar lo que les presionan, algo de lo que tampoco estoy de acuerdo, pues hay que trabajar a un ritmo adecuado, sin perder la salud por un esfuerzo excesivo.
Este nuevo jefe ha llegado con manga ancha, algo de lo que carecía la anterior responsable y que según mi opinión, si hubiera tenido los mismos poderes, el ambiente sería diferente. Ahora según me cuenta algún amigo, aquello parece una casa de locos.
El problema es que muchas veces, hay empleos cogidos por estudiantes para tener un dinerillo y cuando se aproximan sus exámenes, cogen sus excusas para faltar o estar resfriados.
Los seres humanos tienen que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, algo de lo que unos se pasan y otros no llegan.
Ahora el lobo feroz tiene la sartén por el mango, es consciente de la crisis, los empleados intentan conservar lo que tienen, porque han visto caer a los compañeros por despido y como consecuencia de todo ésto, si siempre han triunfado ellos, ahora con más motivo.
La enemistad entre empresarios y trabajadores siempre ha existido, pero nunca como ahora. Antes se aguantaba mucho más, pero ahora hay gente que antes de empezar a trabajar, lo hace conocedor de todos sus derechos, pero poco de sus obligaciones y no se dan cuenta de que jamás, existirá una balanza equilibrada para ambos equipos.
Por suerte estas personas no abundan en general , son así los de siempre y para siempre, los vagos que quieren cobrar sin hacer nada.
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