Hay algo en la vida, que puede traernos malas consecuencias y posteriormente lamentarlo el resto de nuestra existencia. No sabe a nada, no tiene color, pero es excesivamente grande en ocasiones, no nos lo podemos tragar y su nombre es el Orgullo.
Por orgullo, se pueden separar dos personas enamoradas, por orgullo no se reconocen los defectos que tenemos, por orgullo podemos sentirnos superiores a los demás y ser unos prepotentes, por orgullo, podemos responder con el ojo por ojo y diente por diente y olvidarnos, que cuando Dios está a nuestro lado, no hay enemigo que pueda con nosotros.
Podrán las piedras de mi camino hacerme tropezar, pero nunca me detendrán, porque es el Señor quien ha señalado mi destino y éste es el que tengo y los regalos que obtendré en el futuro.
Mi peor error en esta vida, es haber dado demasiado y todo, a gente que no valía la pena, pero son lecciones que me han ayudado a crecer y ser más astuta, aunque mi mujer tiene las puertas de mi corazón y de mi confianza de par en par. El problema de las cosas graves es que te dejan marcada y entonces ya acudes a vías del mundo, que se encargan de devolverte lo que te han robado y castigar al maltratador/a, pero eso, tiene la mano de Dios que cubre el discernimiento de la justicia, cuando tocan a una criatura inocente sin importar la edad.
En la justa medida estoy fuerte porque fui débil, estoy en guardia porque fui traicionada, me río ahora, porque estuve en la más absoluta oscuridad, pero algún día todo llegará a su final y mi meta habrá sido la victoria aunque fracase...
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