A lo largo de mi vida, he aprendido mucho de los humanos, pues la vida es bonita y no tiene nada que ver con las personas, que son los que van destruyendo todo. Cuando comencé a tratar gente y fui creciendo, me di cuenta de que yo estaba llena de amor y de que ni los que creía pocos amigos lo eran. Siempre he sido humilde y desprendida, pero me tomaban por idiota en vez de por buena, por eso los años no te acaban de escarmentar, son las experiencias muy crueles y despiadadas las que te dan fuerzas sin cambiar el corazón, para mantenerse poco a poco firme en la lucha y llegar a la meta de los valientes.
El fracaso, es un riesgo que hay que correr y es mejor intentarlo con constancia, que rendirse como los cobardes, pues mis principios en todos los aspectos son sagrados para mi.
Dios, siempre tiene un plan perfecto para cada uno de los que confían en Él y en ese aspecto comprendí que debía pasar por la tortura, para llegar a obtener los regalos que me ha hecho y los que hoy me está haciendo, por eso hay que decir que a Dios rogando y con el mazo dando.
La traición, me ha hecho más inteligente, la decepción más hábil y los golpes recibidos más sabia, para guardar silencio y ser más astuta, además el tiempo va poniendo a cada uno en su lugar y por mucho esfuerzo que tenga que realizar tengo la mano divina conmigo y la de mi mujer, que me ha dado todo su apoyo y me lo da cada día, porque sabe todo lo que tuve que pasar.
Es cierto, que el pasado pasado está, pero no debemos olvidar lo que tenemos en la tierra y que se llama justicia, pues lo que me degeneraron en mi estado no tiene ni precio ni calificativo y por supuesto, no se pueden olvidar nunca ciertas cosas, que se quedan grabadas en el cerebro y de vez en cuando aparecen en forma de pesadillas.
Mi vida junto a mi amada mujer y nuestros pequeños, son el mayor tesoro que se pueda tener en la tierra y me lo merecía desde siempre, pero hay lobos disfrazados de corderos, que saben engañar muy bien hasta que te clavan los dientes y te dejan chorreando de sangre.
Estoy enamoradísima, soy correspondida, mi mujer y yo tenemos una complicidad enorme y se que viviremos lo suficiente, para poder emborracharnos las dos de esta unión tan llena de felicidad...
Y a si es cielo, todo te hace mas fuerte y sabia y en tu caso te ha recompensado la vida con ese amor tan bello. No siempre las buenas palabras son sinónimo de amistad. En los momentos malos es donde realmente ves quien te quiere y a quien no le importas.Que la felicidad siga reinando en vuestras vidas.Besitos
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo amiga mía, por eso, he conocido gente como tú detrás de la pantalla, que me ha estado apoyando en los peores momentos de mi vida. Un abrazo
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