Un lucero fugaz he visto pasar por mi ventana, pero se ha parado un instante, para entregarme un telegrama, su escrito es corto y lleno de amor, es mi sueño despierta, dueño de mi corazón...
Es la madrugada y no puedo dormir, pues tengo miedo, mucho miedo a la muerte, porque no quiero sufrir y quiero conocer la felicidad de esta tierra sin igual. Ahora no estoy sola, pero me siento sola en esta batalla contra la enfermedad y me falta el calor de un amor verdadero, para luchar con el empujón más dulce y tierno, que nos concedió el Señor y que el ser humano destrozó...
Cuando salgo, lo primero que veo es el campo de enfrente y las margaritas relucientes, que me miran y observan al pasar, pues les recuerdo de cuando arrancaba sus hojas con la pregunta del SI o NO, una pregunta que siempre me daba la misma respuesta....¡No!. Ni hacía caso, porque no creía en esas cosas, pero tuvieron razón y por eso me contemplan a la luz del sol, de este calor que ya se está haciendo estable, aunque aquí hace fresquito por las noches, todavía.
Estoy esperando a que venga mi mami auxiliar y me levante, me duche, me arregle e irme a desayunar, pero hoy estoy rezando, para que me digan en una llamada el miércoles que viene, el Si, que esperaré impaciente y ya me vendré a sacar a mis pequeños, pues lo hago a mediodía y me he comprado un aparato, que para mis manos es ideal y recoge enganchándolas, las caquitas de mis pequeños sin esfuerzo, aunque también sirve para recoger lo que se me cae a cada momento de mis manos. Ahora mismo, están todos a mi alrededor, dándome besitos y pidiéndome caricias; mi gordito, me da topaditas en la cara; mi pequeño, tiene un pulmón crónico y el corazón muy mal, el otro ya le ventila, pero está muy atendido y con sus medicinas puede mantenerse lo que Dios quiera; mi kimba, se me cae cuando intenta subir a la cama, pero no puedo evitarlo y ya se lo he comentado a mi veterinaria, pues me advirtió de que con ese esfuerzo, podría complicarse fuertemente la severa artrosis que padece y tener serios problemas, pero no puedo hacer nada y me siento impotente, pero ellos, que son mi única familia reciben todo mi amor y son iguales conmigo. Soy una luchadora, una luchadora que sabe llegar muy lejos, pero me cuesta la factura de mi estado, un estado incurable, que prefiero morir habiendo conseguido mi justicia, antes que vivir sabiendo, que han vulnerado mi derecho a ser escuchada y probar todo lo que cuento....
Dios aprieta pero no ahorca amiga, pronto tendras tu recompensa a lo que siempre has anhelado, Dios te bendiga
ResponderEliminarNo me hago ninguna ilusión obsesiva, pues soy realista y si tiene que pasar llegará y si no pasa nada, me iré de este mundo sin haber sido feliz nunca, referente a lo que para mi es la vida misma...Un abrazo
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