AHORA SON DOS

Esta mañana, estuve en mi médica de cabecera, pues le han llegado los resultados de mi analítica y ahora, no tengo un bicho, tengo dos y cada uno con un nombre distinto. He estado bastante tiempo con ella, porque no me encuentro nada bien. Cuando yo no salgo ni a darme una vuelta, es porque apenas tengo fuerzas para sostenerme en la silla y tras explicarle todo lo que me pasa, me ha contestado que mi enfermedad, al tener algún obstáculo más, hace que mi depresión me empeore y que es normal, así que también tengo que volver a los antibióticos y alimentarme más de pastillas, que de comida normal. No estoy desesperada por encontrar un verdadero amor, que me corresponda, porque si fuera así, haría por buscarlo, pero no tengo ganas de nada. Se que tengo que seguir luchando y es fácil decirlo cuando el cuerpo responde, pero estoy hecha polvo y no veo nada, excepto la tranquilidad de estar en mi casa y que me acuesten enseguida. Los consejos siempre son buenos y los tengo asimilados, pero si no se puede, no se puede, por mucho que me esfuerce, porque entonces me pasa la factura, hacer más de lo que debería. Mañana, me ve mi psicóloga y estoy deseando de hablar con ella, pues me hace mucho bien, pero enseguida me hundo, porque estoy muy sola y la gente se cierra de tal manera, que no te dejan entrar en sus círculos. Aquí, tengo paz y nadie me hace daño, pero en mi interior, llevo las llagas sangrantes, que todavía no se me han cicatrizado y aparte, no todo el mundo resulta agradable en una charla, pues hasta para eso, se tiene que empatizar.

Siento más que nadie, no poder ofreceros alegrías, pero estoy segura, de que si os ponéis en mi lugar lo comprenderéis, porque no se puede coger manzanas, en donde hay olivas y eso es lo que no debo hacer, por mi estado de salud.

Ahora, voy a descansar y a cenar lo que me han puesto, si es que me como algo, pero me obligan aunque sea un poco, para no ponerme más débil. Os deseo lo mejor y que la salud reine en vuestras vidas...