En un pequeño territorio de casas importantes, vivían todos los sabios del mundo entero, pues se reunían para exponer sus conocimientos, con los coeficientes de inteligencia muy superiores a cualquiera y coincidían en la misma especialidad. Todos ellos eran sabios en crear máquinas, para no tener que trabajar casi nadie y reducir puestos de trabajo, así con esa tecnología, el ahorro era muy grande y cundía mucho la labor a realizar. Las personas, cada vez importaban menos, apenas podían subsistir, pero casi todos estudiaban, para acabar sus carreras sin poder ejercer. Las mentes de los humanos que sacaban sus estudios, con ella se quedaban la mayoría y teniendo que vivir de los padres, pues las máquinas perfectas lo acaparaban todo. Un día, entre todos los sabios, inventaron un robot, con una sabiduría mayor a la de ellos, sin darse cuenta de que se estaban tirando tierra a su tejado, pero eran tan prepotentes y se creían tan poderosos, que sus inteligencias se convirtieron en torpes y cayeron en sus propias ansias de seguir siendo los únicos y los más famosos, era la avaricia del dinero y el poder los que les hicieron convertirse en otros parados más, a pesar de ser los más sabios del mundo, puesto que al crear un robot muy superior a todos ellos, fueron despedidos y se quedaron sin nada.
La tecnología es buena, pero todo tiene su límite, pues no hay máquina más perfecta y bien hecha que la persona, no importa si comete algún error, porque siempre será humana y económica y además podría funcionar mucho mejor el planeta, al haber más puestos de trabajo con la mano del hombre y de la mujer, poseedores de sus conocimientos y gastando más dinero en buenos materiales, que a la larga se notaría más abundancia de dinero para todos y comida para muchísimas familias.... Aquellos sabios dejaron de serlo y se transformaron en ignorantes de la vida, porque no supieron sacar el verdadero provecho de sus inigualables inteligencias. No es más sabio el que inventa, lo es el que da ideas para crear un mundo mejor....
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