Quiero adquirir sabiduría, cada día de mi vida, sin pensar que lo he conseguido, pues siento una paz muy grande y me voy llena de fe, porque está escrito en el libro divino, que los regalos me llegan, a través de la injusticia a tanto castigo, siendo inocente. Ahora, la cara del pecado sabe la verdad, la que nunca se quiere ver, pero que no se puede escapar de la conciencia, cuando ésta se ha despertado de una sola vez. El color de las acciones malignas, es muy oscuro, y está arraigado a las entrañas del dolor, pues aparte de quitar el sueño, producen desazón. Quien sabe amar, sabe perdonar, no puede dejar de pedir misericordia antes de actuar, tiene la nobleza de la casta del buen toro, pero si lo acorralan y lo asesinan a base de puyazos, se defiende y lucha, para conseguir morir con la dignidad de toda una pura raza. Cuando creo ciegamente, en aquello que quiero, hago la promesa de no dejar que me lo arrebaten, lucharé y moriré si es preciso, por conseguir cumplirla a rajatabla, y aunque pierda la batalla, nunca seré una cobarde, que sale huyendo, sin intentar, que la espada de la ley, luzca con el triunfo de la verdad. Nací especial, profunda, sensible, perfumada de amor, sin la malicia del mundo, pero con debilidad humana también, pagué las consecuencias de una sociedad condenatoria y muy cruel, por eso, me envolví en mi propio interior, para crearme un sueño dorado y sobrevivir a una carencia, de infancia, juventud y llegar a la madurez, con la esperanza de alcanzar la dicha, que tanto anhelaba y soñé. Caminaba dando mi calor y lo mejor que tenía, a cambio, me conformaba con las migajas que recibía, pero se convertían en patadas, que no comprendía. Obtuve el trato más cruel, agresivo, violento, salvaje y la traición más espantosa de mi existencia, a través de una mujer, que sin pedirme permiso, jugó con mi vida, y en la enfermedad, me convirtió en un pedazo de carne con ojos, que ya no servía para nada. Me tiraron al contenedor de la basura, como a una bolsa, que se lanza porque apesta, pero mi Amado Padre del cielo, me recogió con sus manos, y no se apartó de mi lado, para ayudarme a seguir respirando, pues me dejaron sin aire. Ha llegado mi recompensa, la resurrección y la gloria, de ir viendo poquito a poco, con completa y absoluta paciencia, constancia e insistencia, que los que me arrebataron, mis tesoros más sagrados, me los devolverán uno a uno, porque eran míos y me dejaron arruinada, en la miseria y colgada de un árbol, que no llevaba mi nombre.
Han disfrutado, clavándome cuchillos en mi corazón, y mis más profundos sentimientos en este lugar, en donde me he ido desangrando sin parar, y se han regocijado con ello, pero cuando alguien, ataca a una pequeña oveja indefensa, del rebaño del Señor, nunca sale airoso, pues buscando el remedio, para curarla en la tierra, Él, se encarga del resto....., porque es el TODOPODEROSO....
Te echaré de menos Carmencita, pero seguro que nos veremos y me encanta tu blog
ResponderEliminarEstaremos en contacto por correo y alguna vez, seguro que nos veremos. Besitos
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